TiraEcol

Tira Ecol

viernes, mayo 07, 2010

Simon y la rebelión de los gamers

"We hope that eventually there would be an occasion which I can personally prove that game music can in fact impress many different people and move them."
Nobuo Uematsu

Han pasado varios meses desde mi último posteo y no considero que haya una mejor forma que empezar a postear de nuevo que con mi lado gamer. Cierto es que tengo varias cosas que decir, no de lo que ha pasado, sino de lo que está pasando pero no podía perder la oportunidad de citar al maestro Uematsu para empezar.

Aunque soy medio sordo, la música para mí es esencial. Donde personas como Gaby se aprenden letras de memoria, yo me voy más a la melodía; de hecho, precisamente como sordo, muchas veces la melodía es lo único que logro captar, lol. Es por eso que cuando estoy jugando un juego cualquiera, entre los criterios de que tan buena es la trama o que tan challenging es el juego, está que tanto me hace sentir la música. Que tanto me emociona, o me hace llorar o me pone a bailar (que por dicha nadie ha visto como lo hago).

Creo, aunque no estoy seguro, que Crónicas estuvó a mano cuando mi papá estaba acá y yo di mis primeros pasos con el WoW. World of Warcraft ciertamente no me decepcionó y luego de algunos pocos meses, ya tenía un rogue blood elf nivel 70 que estaba ahorrando para la montura voladora rápida. Tenía casi todos los achievements de dungeons que podía a mi nivel, así como tenía un buen número de quest cumplidas. El equipo rayaba ya en los items épicos. Y sinceramente, pateaba culos. Había explorado una gran parte de los 4 continentes y estaba esperando con ansiedad, como supongo otros más estarán ahora, la expansión para poder volar en los continentes viejos y tener algo "loco" como un undead druida. Y aún así, me aburrió.

¿Por qué? Por la simple razón de que la música no me llegaba. Cierto es que era entretenido y todo lo que me quieran decir, pero llegó un punto en que se volvía rutina; más cuando había gente que se tomaba hacer un dungeons demasiado en serio, como si fuera un segundo trabajo. Pero lo esencial es existía en el juego ninguna melodía aplicada a un momento determinado que me pusiera la piel de gallina, lo que es considerando todo el asunto de los MMORPG, algo totalmente lógico. Y vamos a todo el punto de mencionar a Uematsu. Una vez me rendí con el WoW, pasando por las ideas de volver a jugar Regnum Online, no tenía otro lugar al que dirigirme que a Final Fantasy y los RPG de antaño. ¡Y como los he aprovechado!

Final Fantasy fue el que iba a ser el último juego de una compañía que estaba a punto de declararse en bancarrota. Pero fue, a la larga, uno de los padres de las buenas tramas, de los personajes bien hechos, y muy importante, de una música un par de niveles más alta que cualquiera. Es música que más que acompañar un simple juego, o una escena, parecía haber estado ahí siempre, adecuada y perfecta.

Por eso, me decidí por dar un paseo por el antiguo Squaresoft. Empecé con Chrono Cross, la que se considera la continuación del maravilloso Chrono Trigger de SNES. Se le critica muchas veces que su trama es tonta, y que trata de hacer conexiones al azar para probar una posible conexión con CT. Pero, luego de haber pasado horas pasándolo y leyendo teorías sobre el juego, me di cuenta que cualquier crítica que diga algo así, viene simplemente de un(a) estúpid@. Sutil, así es como yo definiría CC. Porque las referencias no son forzadas y más bien uno necesita esforzarse y pensar para detectar donde, cuando y como pasaron las cosas, más aún cuando en la versión de PSX de Chrono Trigger se había dejado un video al final de que había pasado con el reino de Guardia, condensado en unos cuantos segundos: masamune robada, guardia invadida, una bebé encontrada por Lucca, y más. Recomendado a cualquiera y aún más, a aquellos que se jugaron CT una y otra vez sacando cuantos finales pudieran.

Después de eso, emprendí lo que sigue siendo todavía una cruzada meramente de Final Fantasy. Empezando con el 9, esta vez tomandome la molestia de ganarle a Ozma, seguí luego con los primeros, los mismos que yo no había podido jugar. Del 1 al 3, por dificultades o por simplemente no lograrlo, fueron saltados. Pero el 4 valió totalmente la pena. Ya desde la historia de Cecil y el ultra famoso Kain, se pueden ir detectando lo mismo que me motivó empezar del todo: música, hermosa, completa, de Uematsu por todas partes. Corto, pero conciso e interesante, Final Fantasy 4 es un juego que ya empezaba la complejidad de las historias épicas de cristales, aeronaves y Cids científicos y locos. Después me daría cuenta que la versión de PSX, que es la que yo tengo, es realmente la modalidad DÍFICIL (en mayúscula) del juego original y que para pasarlo mínimo uno tiene que tener nivel 60 a todos, lo que es realmente para nada fácil. Pero bueno, ¿qué es un juego sin un buen reto?

Y después de eso, seguía el 5. Todavía lo estoy jugando, pero Final Fantasy V hizó historia con lo que luego sería conocido como el Job System que el 9 habría de retomar parcialmente. Magos Blancos, Negros, del Tiempo, Summoners, Monjes, Caballeros Dragón y hasta mimos: FFV tiene para todos los gustos y muy importante, lo suficientemente interesante para querer seguir jugando y sacar cuantos secretos se puedan. De hecho, es este el primer final que empieza a manejar la idea de los Sidequests, ya que en Final Fantasy IV las únicas habían sido las típicas busque-a-los-summon-especiales. En este, sin embargo, tenemos desde la búsqueda del cristal del mimo, hasta el tocar los 8 pianos o para los más esforzados, "masteriar" todas las clases con todos los personajes.

Y hasta ahí he llegado. Aunque no dudo que ya lo hubiera pasado si siguiera jugando a menudo, hubo algo que inevitablemente me distrajó. Aunque las razones las voy a discutir en la próxima entrega de Crónicas, volví a caer en un antiguo vicio que pensé había dejado atrás, hace mucho tiempo: Neverwinter Nights. No hay nada que no haya dicho acá antes de NWN, sino que simplemente extrañaba todo el universo de D&D. Si he de ser sincero, realmente extraño sentarme en una mesa, jugar con dados y voces, y meterme en la piel de un elfo loco, un enano asesino o un sombra. Pero como esto es un poco más díficil, he de conformarme con bajar nuevos módulos y darle con Rowina Nailo famosa shifter, o el enano monje/clérigo o aún más, el wizard que era lo suficientemente pale master para tener un brazo esquelético, a la mejor moda de los lich.

En suma, los juegos han ocupado un lugar importante últimamente. Son la medicina para la enfermedad o la forma perfecta para olvidar que a veces las espadas y la magia no arreglan el mundo. O, mejor dicho, que no lo pueden arreglar si yo no las tengo a mano. :)