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miércoles, octubre 07, 2009

¿Por qué quiere ser Periodista?

"Hay muchas cosas en que puedo hablar mierda y ser capaz de venderle gatos a los ratones. Pero con el Periodismo, me guardo las habladas un rato"

¿Por qué quiere ser Periodista? Nadie me lo ha preguntado. Por lo menos, no sinceramente, esperando una respuesta inteligente y razonable. Sólo Gaby, pero ella me conoce más que nadie y pueda que sepa la mayoría de las respuestas a las preguntas que yo me hago en la mañana. ¿Por qué quiero ser periodista? Para responder, debería devolverme un poquito en el tiempo.

Cuando yo era pequeño, quisé ser de todo: Bombero, Policía, Ladrón (lo fui un tiempo y hasta pensé en volverme un "pro"), etcs. Pero la primera carrera que escogí como mi futuro fue el ser Médico. Y no sólo un médico cualquiera, sino un Cardiólogo hecho y derecho. Mis razonamientos en ese entonces eran claros. Quería ayudar, en mi propia forma de brindar ayuda y ya en ese entonces amaba el contacto con las personas. Y para mí, el corazón era (por más que me digan que es el cerebro) el centro del organismo humano; la semilla del mango, el motorcito del cuerpo. Entender el corazón y ser capaz de tener uno vive entre las manos, sintiendo como fluía la vida, era para mi todo un sueño.

Pero a la larga, me desencanté de la Medicina Occidental. Sin caer en el trascendentalismo fatal de algunos años después, me empecé a tirar por Oriente y más específicamente, por el Ayurveda. Ayur es Vida y Veda ciencia. O sea, la Ciencia de la Vida (¡que profundo! jeje). Me di cuenta que aunque uno curará un corazón doliente, esa era nada más una rama de algún problema interno, que uno estaría cortando. Pero la raíz del mal, seguiría ahí y saldría tarde o temprano en alguna otra forma; la verdadera forma de curar, era desaparecer la raíz. Creanme, por un buen tiempo tuvé el ayurveda en la cabeza. Me leí textos, buscaba universidades que lo enseñaban y estaba hasta tramitando una beca para irme a Cuba a estudiar medicina (porque creía importante conocer las técnicas occidentales también).

Pero en ese entonces, también pasó todo lo de mi madre. Irme de la casa, las peleas, etcs. Y cuando estaba a punto de entrar a la universidad, vivía en la casa de mis tíos. Ciertamente, ellos consideraban que pagar una millonada por una carrera sin cupo laboral era una estupidez y sintiendo poco a poco como tal vez la medicina no era enteramente para mí, acepté en buscar algo más. Buscamos entre carreras que tuvieran que ver algo con medicina y la lista se volvió tediosa: Terapia Física, Enfermería, y otras más. Y ninguna me agarraba, nada hacía click adentro. Hasta que vi la Salud Ocupacional. Y, oh sí, ahí sí hubo un click.

Extraño porque la Salud Ocupacional parecía demasiado... industrial para mí. Pero me encantaba la noción de saber un poco de medicina, ayudar y estar en un contacto sumamente directo con las personas. Además, el trabajador es el centro de cualquier proceso productivo y volvía nuevamente a mi "hobby por tener un corazón latiendo en la mano"; hablar con un obrero era, después de todo, precisamente eso. Pasé un año y medio estudiando y creo, fui uno de los mejores. Pero luego, conocí a María, a Supratelecom, a Dunia, a Cheska, al D&D y al dinero. Y la carrera quedó botada.

Pasó mucho tiempo antes de que volviera a cualquiera aula. La medicina ya no me llamaba la atención. Y la Salud Ocupacional, aunque hacía click, no era la clase de futuro que me gustaría imaginar. Había estado muerto un tiempo, y me había vuelto picky. Lo siguiente fue Filología Clásica, carrera que sigo "cursando", pero en materia de este posteo, no entra al caso. ¿Por qué? Porque nunca pensé en realmente ejercer la carrera y tener un futuro laboral ahí. La Filología era simplemente un limbo donde yo estaba feliz, esperando algo o alguien que sucediera y me ubicara un poquito. Igualito a que si yo fuera un Dante despistado y mi Virgilio anduviera en el super comprado los viáticos del viaje.

Y llegó, finalmente. En la forma de Gaby. Aclaremos algo de una vez. Después de estar un tiempo con Gaby, de escucharla y admirarla, empecé a sentir que yo quería ser periodista... exactamente igual que ella. Pero admito que esto era simplemente porque entre en una súbita y casi absoluta adoración por Gaby y todo lo que ella hacía y como pasa generalmente, quería imitarla. Entonces, hicé una de las cosas por las cuales me avergüenzo en la vida: Me robé sus metas, sus ideales, sus propósitos y sus filosofías y las hicé "mías". Eso significaba, más literalmente, que yo hablaba como si fuera Gaby.

Cuento esto, para hacer notar que mi primer acercamiento al Periodismo fue uno falso. No era lo que yo quería; era lo que yo creía era lo mejor que debía hacer. Y fue así que, cuando me despojé de toda falsedad e imitación, me quedé con el querer ser periodista pero sin saber porque. ¿Cómo explicarlo? Sentía que estudiarlo era lo que tenía que hacer, lo que estaba esperando toda mi vida: El Magnus Click de Simón. Pero también sentía que después de lo que había pasado con Gaby y mi estupidez, yo tenía que buscar las razones por las cuales yo sería un buen periodista. Y aún más, razones totalmente diferentes a las de Gaby.

Y acá va la culminación del posteo. He pasado casi dos años buscando esas razones y hasta hace poco las he empezado a entender del todo, razón por la cual todavía sigo sin meterme a una universidad a estudiar periodismo, aunque haya tenido el chance de empezar desde hace algún tiempo.

De hecho, las razones son las de siempre, pero hasta hace poco sentí que eran por fin las correctas. Quiero ayudar, a mi propia forma de hacerlo. Más que con la medicina, la Salud Ocupacional o cualquier otra, esta vez el ayudar trasciende el concepto en sí. Antes, aunque yo fuera bueno haciendo diversas cosas, nunca estaba en mi elemento. Sentía que algo faltaba, por más clicks que hubieran. Pero con el periodismo, estaría ayudando con lo que he hecho desde que soy pequeño y lo que creo hago mejor: Escribir. Sé que escribir nada más no hace al periodista, pero es un comienzo. Yo creo que tengo un estilo diferente, divertido, hasta interesante a veces. Y creo que la gente pierde interes en las noticias y en los periódicos porque les falta ese picante extra que sin necesidad de fotos amarillistas o titulares chabacanos, llame la atención. Ayudar, para mí es informar y atraer y capturar. Es sacar la verdad con cuchara de sopa y buscar esa forma que va a hacer que la gente la lea, la entienda, la comente, la viva. Es inyectarle a un artículo, o entrevista o crónica tanta vida que se le meta al lector y provoque reacciones y consciencia.

¿Suena como que me quiero comer al mundo? Pues sí... Tal vez sea tonto pensar que uno como periodista va producir cambios reales. Pero no creo que el intentar alcanzar una utopía sea malo del todo. Es inalcanzable, eso todos lo sabemos. Pero el estar intentándolo, últimadamente, nos hace siempre avanzar un paso o dos más.

Y lo más importante del porque quiero ser periodista: la gente. Amo hablar con las personas y aún más, amo conocer sus historias. Hasta el guarda de la esquina tiene algo que contar y el mendigo más común de San José puede saberse la historia que revolucione la forma de ver al amor. Creo que, en mi propia versión del mundo, el periodismo es más que todo humanidad. Es escribir del ser humano, para el ser humano. Aunque sea la historia de una compañía, o el último partido de fútbol, hay humanidad.

Y he ahí la respuesta. Tal vez yo no sepa mucho de política y otras cosas, como Gaby. Y creanme, que cuando Gaby regresa de sus clases en la universidad y me cuenta de su última discusión política con el némesis, me quedó como un muñeco pensando si realmente yo voy a ser bueno; porque aunque ya no la copie, sigo pensando en Gaby como el ideal del Periodismo y yo estoy lejos de tener tanta información o experiencia en tantas cosas. Al fin de cuentas, yo sigo siendo lo que he sido siempre: Un loco chancletudo escritor con ideas locas en la cabeza, recuerdos inseguros y libros e historias.

Pero al poco tiempo, siempre vuelvo al mismo punto. Gaby y yo vamos a ser periodistas diferentes. Ella será genial en lo que se meta y tiene un conocimiento abrumador sobre casi cualquier cosa, aunque sea general. Y yo, yo sólo puedo intentar inyectarle vida y humanidad a las cosas que escriba, soñando en hacer que por lo menos una persona sienta un click cuando me lea. Cierto es que no tengo la certeza absoluta de ser bueno como periodista, como Gaby la tiene; al fin de cuentas, ella lleva toda una vida sabiendo que quiere ser y en cambio, yo no. Pero es lo que quiero hacer, o por lo menos, intentar. Las cosas que me faltan, las iré aprendiendo en el camino. Y seguiré siendo como soy, sin olvidar mi noción del mundo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Man estoy pasando por un proceso parecido. Creo que esta es la perfecta excusa para retomar una amistad de esas extrañas. Me avisa cualquier cosa mop. Carlos