TiraEcol

Tira Ecol

jueves, noviembre 30, 2006

El placer de la conquista

Hoy el día sin ser monótono, tiene poco que contar. Pero si he de enorgullecerme de esta tarea que realizo todas las noches, ignorando el cansancio o el sueño inminente, algo tengo que narrar, por más nimio que pueda ser. Movido por esta idea, reflexionó sobre el día y pocas corrientes de pensamiento me mueven en una u otra dirección. Pero siendo necio como solo yo, siempre habrá algo que contar, por lo menos mientras mi vida lleve los rumbos actuales. El amor idealizado.

Pues en efecto, hoy me doy cuenta que a pesar de mis múltiples amores platónicos e idealizados, mi facilidad no provine de mis sueños en sí, sino simplemente de la realidad del día cotidiano; lo que me alegra es echar el cuento usando palabras indirectas, elogiar sin ser obvio, intercambiar palabras que ignoro son usadas con el mismo propósito que me gusta imaginar. Poco a poco, va careciendo de importancia las miles de escenas que como escritor narro en mi mente sobre encuentros, besos robados, abrazos imposibles, vivencias inigualables; hay veces que mirar a la gata dorada a los ojos y recibir algunas palabras de broma es suficiente. Prefiero empezar a acostumbrarme a esta noción de mis amores imposibles actuales, es al fin y al cabo, la mejor receta contra un golpe emocional. Pero ojo, no es tampoco que los huyo como un cobarde; comer mierda me ha enseñado mucho, y los golpes emocionales inexorablemente me han hecho más fuerte, por lo que sin preferirlos de una vida de amor e ilusiones, no niego su apoyo. Eso sería algo digno del tonto o insensato.

Y por último, antes de entregarme a las dulces estancias de mi cama, me falta poco para terminar el cuento de ese Jesús que entre más escribo, más amo. Él, siendo libre, ha hecho sus buenas acciones; como lo diría el buen libro de Sofía, soy de la creencia que como escritor soy simplemente un creador de mundos, con vida incluida. Pero como creador de vida, doto de albedrío a la misma, reduciendo la tarea del artista a observar las acciones de sus protagonistas y describirla con la mayor precisión posible. Una vez empezamos una historia, es cuenta de los personajes si mueren o viven, si aman o sufren, si suben o bajan. Y fiel a mi teoría, mi Jesús me hace sentir orgulloso. Sin ser mi hijo, lo abrazaría con amor, dejándome acurrucar en sus brazos calientes por los rayos del sol, que como diría el mismo cuento, “Muere poco a poco a lo largo del día, para resucitar al día siguiente”. Y me hubiera encantado terminar hoy, pero entre más escribo, más mis ojos cansados reclaman un descanso, y yo, siendo débil por los caprichos de mis sentidos, los obedezco sin reclamo alguno. Realmente, se lo merecen.

miércoles, noviembre 29, 2006

Letras en medio de navidad

Hoy, dejando aparte un pesimismo que acusaba con acompañarme el resto de esta semana, me muestro lleno de energía, extasiado con un hecho o circunstancia que yo mismo desconocía. Miro discusiones en el centro de mi equipo y como un personaje que creía se mostraba desagradable solo para mí, entra en conflicto con cada alma que lo rodeaba, exigiendo respuestas ilógicas y soluciones improbables. Ahora, no es que hubiera extraído una satisfacción de la lucha que se desenvolvía ante mis ojos y oídos un tanto olvidadizos todavía de cómo escuchar y entender; simplemente era un cambio el saber que terminará como terminará tanto embrollo y conflicto, podría aplicar ese hermoso dicho que nos dice “El enemigo de tu enemigo se vuelve tu aliado”. Sabias palabras listas para ser aplicadas en esa ruptura de la ilusión del tiempo y el espacio, en donde siempre vienen a mano, si se ignora el cuando y el donde. Pero nuevamente, no me regocijo de la pelea; poco a poco se vuelve una confirmación de que el ser humano puede producir vergüenza en sus semejantes. Pero trasciendo las simples palabras intercambiadas, unas con aspereza y otros con manifiesto enojo, y el espectáculo, pues no pasa de eso, trae innovación al mismo trabajo que atenta a volverse monótono. Por lo menos, hay un lado positivo; es imposible dormirse con tanta emoción.

También, a pesar de no creer en la navidad como tal, me veo aprisionado en una trampa en la cual me metí con gusto y hasta con prisa; veo como compraré un regalo a la gata dorada, utilizando la hipócrita festividad como excusa. Pero vean en este caso no un hombre que deja sus creencias por un rostro hermoso, para buscar agradar representando un papel que no le corresponde; ella sabe en todo caso mis ideales y pensamientos acerca de esto y mentirle solo sería provocar una de sus tantas sublimes risas. Esto es más una acción de un hombre conquistador que aunque ve la batalla perdida de antemano, no pierde un segundo por nuevos posibles intentos de una fugaz victoria. Pude notar su magnífica cara cuando se negociaba la transacción y me gusta imaginar que en sus miradas alegres había un brillo curioso que sabía el real matiz de las palabras, disfrutándolo sin culpas ni barreras. Sea como sea, ya me he comprometido a sorprenderla con el regalo, y espero con ansías el momento de la entrega, en que talvez dejándome llevar por el momento, deje traslucir con mayor intensidad los rayos de mis verdaderos sentimientos. Afortunadamente, planear es innecesario y hasta estúpido en tales momentos, por lo que me atengo a la espontaneidad del futuro. Un futuro que bien podría estar pasando ya.

Pero dejando aparte mis planes maquiavélicos románticos, termino de leer un nuevo libro de ese fantástico escritor, que como si sus palabras fueran un heraldo del futuro lejano, vio sus fantasías cumplidas en la maleable realidad. Luego de presionarme por el tiempo de un británico que apuesta su dinero a la eficiencia del mecanismo humano para los viajes, luego de la cual termina ganando, no solo el dinero, sino también una enamorada esposa y un criado sumamente leal, me pierdo entre la África misteriosa, a bordo de un globo gigante que asemeja un monstruo para los nativos. Tuve mis conflictos con sus pasajeros, siendo el cazador el más problemático de todos, con su retorcido placer de matar más que apreciar, luchar más que dialogar, disparar más que pensar. Aún así, disfruto del viaje en general, riendo ante las ocurrencias del criado que se vuelve amigo, o del globo que muere en el caudal de un soberbio río. Y disfrutándolo, dirijo mis elogios al Dios Verne, agradeciéndole por sus historias en los diferentes ámbitos y localizaciones de nuestra amada Tierra; ni el suelo, ni el agua ni los aires fueron un obstáculo para él. Un grandioso genio, que estoy 100% seguro, se sabía como tal; realmente, no esperaría menos.

Y por fin, luego de su buen tiempo de inactividad odiosa, empiezo a escribir donde dejé ese maravilloso cuento de mi Jesús. Aún cuando me falta todavía, a razón de mis ojos cansados, avanzó considerablemente en su desarrollo. Logró pasar de una fiesta sangrienta y dolorosa a una cogida y baile, ambos terminando en un sublime orgasmo, y eso presenta ya un salto enorme. Tengo otra idea en mi cerebro, que flota como el embrión antes de nacer; primero tengo que parir por completo a este Jesús para empezar la labor de parto del siguiente hijo. Pues el artista es sobre todo eso, una madre que engendra poco a poco a sus semillas, que terminan por crecer solas y sin ayuda, solo consultando de vez en cuando el consejo de su progenitora. Y creciendo ellos, nos hacen crecer a nosotros; dando vida a nuestros cuentos, nos la damos a nosotros. Por eso el rol de escritor puede resultar tan gratificante; nuestros embarazos culminan en la misma dicha, para dejarnos como cicatrices hermosas marcas de experiencia y recuerdos, que en lugar de deformar nuestro cuerpo de imaginación e ideas, lo engrandecen. Somos madres orgullosas, que sin exponer nuestro cuerpo a cualquiera, mostramos con orgullo nuestros hijos, no sin su buena cuota de celo y cuidados. Después de todo, cada hijo es único, y bien lo dijo el dicho “El hijo más hermoso del mundo lo tiene cada madre”. Por eso, puedo aseverar: LOS MÍOS SON LOS MÁS HERMOSOS.

martes, noviembre 28, 2006

Visita al Padre Cercano

Empezamos el día con las líneas básicas de ayer, los mismos amores e idealizaciones a lo largo del día. Aún así, aburrido como siempre, hubo un ligero cambio en el día laboral; la extraña todavía dueña de nuestros destinos nos habla en un cómodo salón donde todos escuchábamos atentamente sentados en el suelo cada una de sus palabras. En mi caso, escuché pero pocas veces entendí. Me reía cuando los demás lo hacían o ante algún chiste gráfico tan bien representado por su rostro o cuerpo, pero en general, no capté el sentido que buscaba darle a sus palabras. Lo que si es cierto es que debía ser algo bueno, pues reiteradamente notaba asentimientos a lo largo del público, y más de una expresión de asombro y felicidad. Sea como sea, comprendo también que no me tocará experimentar ni las dichas ni los problemas del cambio; para cuando la nueva empresa empiece a fustigarnos con el látigo, yo ya estaré afuera, estudiando mi amada filología, trabajando en quien sabe que lugar, y en que tarea. Por el momento, disfruto de las promesas que sé no voy a saborear y sufro por las miles eventualidades que pueden surgir que sé no voy a soportar. Trato ser uno más del grupo, aún cuando me siento totalmente aislado. Un esfuerzo para unirme al espíritu de equipo que nos tiene que envolver con delicadeza y rapidez. Un esfuerzo que a la larga puede probarse inútil por mi falta de entusiasmo. Pero, termine como termine, un esfuerzo sin embargo.

Y apenas salgo del trabajo, me veo forzado a participar en este espíritu navideño que tanto me obstino en rechazar; tenía que comprar un regalo para estas actividades navideñas laborales. Las transacciones fueron hechas con prisa y luego de gastar la suma mínima, pude respirar con alivio, sabiéndome libre de esta trampa por dos semanas más. Y no es que odie la navidad y sus demás hijos; no pretendo ser como el famoso Grinch frustrando la susodicha felicidad de todos. Me molesta que la costumbre sea tomada con tanta naturalidad, viniendo de gringolandia, la capital del capitalismo divino, sin ser cuestionada ni analizada; me molesta que se olvide todo el significado hermoso de la fecha por unos cuantos regalos. Pues, al final de todo, el árbol muerto en la sala, las botas, los regalos, las luces, la música y el viejo barbudo se resume en esto: Una simple transacción comercial. Por eso me niego a participar en ella, reuniéndome con gente que opinando lo mismo que yo, no se siente obligada a recibir o dar regalo alguno. El 25 entonces pasa a ser un día normal. Respeto eso si las creencias personales sobre la festividad en si, por lo cual me limito a sonreír ante cada queja sobre las dichosas compras navideñas, o etc. Cualquier podría confundirme con uno de esos mortales que corren como locos por garantizar un premio a cada uno de sus conocidos, si no es que tiene que pensar en una cena navideña obligatoria, o en el árbol que no ha terminado de decorar. Pero por dicha, no es así. Para ellos, toda la dicha se reduce a los malditos regalos, los únicos capaces de hacer olvidar el estrés de toda la obligación de diciembre. Para mí, en donde todos ven cánticos, pesebres, niños dioses durmiendo o sin nacer y abrazos de la nada, yo veo simplemente aburrimiento, tedio, costumbre, tenebrosa comodidad, hipocresía, mentiras y terrible obligación sin diversión. Llámenme pesimista, yo me llamaré realista. Un realista que tiene su forma de modificar su mundo para que sea hermoso, eso si, sin navidad.

Y luego de comprar el regalo, visito a mi padre. Ahora, para ahorrar confusiones de cualquier término, tengo la dicha de contar con dos padres. Así que por cuestiones semánticas, los llamaremos uno padre cercano y el otro lejano, basándonos específica y únicamente en ubicaciones geográficas. Una vez esto aclarado, prosigamos. Visito hoy a mi padre cercano, para comer con él, mientras escuchaba sus quejas y risas sobre un idioma que poco a poco se reaprende por completo, sus trabajos en reinos calurosos y lejanos a esta dulce capital, sus cuentos y últimas noticias. Aún cuando ya mis ojos me pesaban por un cansancio que me había absorbido una vez la comida engullida, permanecí hasta que mis energías me lo permitieron, rehusando a la vez una invitación a dormir ahí, alegando cosas que hacer en mi apartamento; realmente, quería venir para dormir en mi cama y escribir este diario, para bañarme en mi baño y vestir mi ropa fría. He llegado ya al punto que me vuelvo hogareño y prefiero sobre muchas cosas mi almohada y cepillo de dientes, que de tanto usar se empieza a torcer. Pero para finalizar la historia de mi padre, lo noto cansado, enfermo por una gripe pasajera, fuerte en sus convicciones, pero con un destello de debilidad en su mirada; son muchas las luchas que ha tenido que sufrir, y muchas otras las que sigue soportando día a día. Lo admiro y quiero infinito por eso; aún con sus rollos y asuntos pendientes, es un hombre digno de admirar.

Y por último, noto la diferencia abismal entre ese San José sucio y ruidoso y esta Moravia que amo sin tapujos. Aquel, contaminado, inseguro, oscuro, lleno de ladrones, y policías, lleno de papeles tirados y carros a millares, ese que fue en su momento mi hogar, se me presenta como una prostituta que trata de redimirse estando todavía en la esquina vendiendo su cuerpo. Tiene sus lados hermosos, sus parques, su gente y sus monumentos callados que no buscan elogios. Pero toda su grandeza es muchas veces eclipsada con las colillas de cigarro en el suelo, con las nubes de humo que coronan sus edificios altos, con ese mendigo que nos pide plata y osa perseguirnos si damos un no como respuesta. Solo llegar a mi hogar y siento la ligereza de aire y espíritu que me rodea; Moravia es para mí un paraíso que puede perfeccionarse aún más, pero del cual sus parques, gente, relativa limpieza dependiendo donde uno vea, y por último, el sublime retiro de mi hogar del ruido y la contaminación la hacen una real joya costarricense. Pocas cosas o razones me sacarían de aquí con gusto, siendo la playa o la montaña una de esas razones. Por todo esto, agradezco mi Dios haberme proporcionado este hogar lejos del bullicio de lo mundano, un lugar donde me puedo sentar afuera, sientiendo el viento frío en mi torso desnudo y pies descalzos sin preocuparme por un eventual ladrón o un vengativo vidrio roto de alguna trifulca anterior. Gracias, gracias, gracias.

lunes, noviembre 27, 2006

Relaciones

Hoy empiezo mi vida con dos amores platónicos, imposibles ambos por un compromiso ya dado: Una casada y una con novio. Veo primero la mencionada de último, luego de una separación de unos cuantos días, solo para notarla hermosa y callada como siempre. Igual, está claro ya que no necesita muchas palabras para dejarme rendido a sus pies; un hola con ese tono indistinguible e irrepetible es suficiente para dejarme noqueado, sacándome todas las posibles respuestas y saludos llenos de carisma. Sabiendo lo imposible por el momento de toda relación, por alguna excusa que mi corazón se da a si mismo, no desisto de mis frágiles esperanzas; veo en sus risas una confirmación de una semilla de amor y en sus miradas algo que decido interpretar como interés. Gracioso aún más si tomamos en cuenta mi pasado; dos veces ya he pretendido mujeres con novio solo para ser llenado de esperanzas y luego desinflado como un simple globo al momento siguiente. Termino siempre sufriendo, si es realmente necesario hacer notar. Por eso, tomé la resolución de nunca cometer empresa alguna en donde mi corazón tenga tantas probabilidades de salir con el rabo entre las patas, si es eso posible; por la misma razón, por más que pueda imaginar discernir entre las palabras de la mujer de perfil con lentes gigantes algo que me motive a dar un paso, espero siempre una confirmación mayor. Busco talvez que se creen ondas perceptibles con las pequeñas piedrillas que tiro en el lago, para proceder a zambullirme de golpe, como termina siempre siendo mi Modus Operandi. Y sea como sea, de él no tengo nada que quejarme.

Por el otro lado, está la gata dorada, hermosa con cada sonrisa, sublime con más de una de sus miradas. Con ella, la probabilidad de lo mínimo de ve disminuido a la mil. Reitero, es casada. Aún así, al igual que con la anterior, trato de buscar lo improbable en lo cotidiano, siendo muchas veces inmensamente feliz por un tacto o palabra nunca antes surgida de sus manos o labios. Pero en ella, como si mi corazón buscará por primera vez resguardarse de un posible golpe fatal, empiezo a verla más como una buena amiga, una compañera de trabajo con quien la confianza ya esta ganada de su parte, como si la conociera desde años atrás. Eso no me quita el derecho de seguir disfrutando de los destellos de mi febril imaginación, en donde tanto en un correo, como en un papel, como en una palabra breve, confiese que los mismos sentimientos han recorrido en algún momento su corazón. Pero digamos que esto es por el lado escritor y no el enamorado. Es un tanto más fácil así desligarse de la responsabilidad de cualquier posible impacto.

Pero ya que hablamos hoy de relaciones, sean platónicas o muy platónicas, digamos de una vez que siento al respecto. Luego de mi poca pero apasionada experiencia, y luego de mi última relación significativa, que aún hoy me sigue moviendo el piso quiéralo o no, llegué a una conclusión. Ya no me apasiona ir buscando parejas por la vida, y mucho menos sexo casual con menos significación que una película pornográfica. No, ya no. Ahora, ni siquiera busco oportunidades en todo para una posible salida, un beso o abrazo amoroso. Tampoco me he vuelto un anacoreta que nunca más someterá a su corazón a la búsqueda de la receta del amor; por mi propia esencia, esto es un imposible. Simplemente, si llega una oportunidad, la aprovecho como pueda, usando al máximo mis habilidades. Llegado el punto, dejo el balón del otro lado de la cancha y espero la decisión de su jugador. Sea que siga el juego o lo detenga ahí mismo, me da igual. He dejado de ver en las mujeres posibles parejas, para ver ahora posible sabiduría. Aprovecho pero no busco, ese es mi slogan. Eso tampoco quiere decir que ya no ansío una pareja trascendental con quien compartir el peso de mi vida y alegrías, pues todavía la busco con fervor. Pero mi filosofía actual reside en la confianza en la eficiencia del universo más que en mi propia desesperación. Confiar, confiar, confiar. Como siempre.

Y para terminar este lunes cuando ya la comida se muestra lista para ser consumida, me ha faltado un detalle en todo esto de relaciones. Cuando digo mujeres, léase también hombres. Tampoco se me tache de buenas y ligeras como un homosexual consumado, pues no llega a tal punto. En cierta ocasión, estando todavía con mi novia pasada, mi suegra se refirió a mí como un hetero-flexible. ¿Por qué? Simplemente porque poco a poco he llegado a apreciar la belleza del hombre, a tal punto que me doy el lujo de formar mi propia impresión del hombre perfecto para mí. He de admitir también que la relación entre un hombre y otro me parece un hecho curioso y válido para experimentar; bien se podría decir que el bisexual tiene siempre más opciones de conquista, si hemos de buscar ventajas en todo esto. Veo en todo ello un sentimiento de emoción y entendimiento, algo nuevo por lo menos. Siempre tuve la divisa de que todo debía ser experimentado, para poder tener una opinión válida al respecto, y como lo hice con mi tatuaje, las drogas, el sexo, la música, la rebeldía, la obediencia, la soberbia, el misterio, y el carisma, una relación homosexual no debería ser ninguna diferencia. Pero en esto, sigo la misma política de relaciones; no busco oportunidades, pero si se dan, buscaré aprovecharlas. Sea como sea, puede que me de cuenta de mi inhabilidad para compartir con un hombre una relación, como se ha dado en varios casos de conocidos y amigos míos. Pero aún, siempre veré con ojos de aprobación tal reunión de almas, pues al final de todo este embrollo llamado relaciones humanas, en eso se resume. Sea hombres con mujeres, hombres con hombres o mujeres con mujeres, son almas eternas que buscan con quien aprender y enseñar. Simplemente aprendamos a trascender las simples máscaras y lo veremos como tal. Una magnífica fiesta de almas.

domingo, noviembre 26, 2006

Un vago más

Hoy me doy un lujo que creo merecer; me levanto sumamente tarde, solo para bañarme más tarde aún. Me revuelco en mi cama cuando ya el sol amenaza con levantarme y como con mi ropa de dormir todavía puesta con orgullo. Y como me he tomado vacaciones hoy, mis regalos no terminan ahí; hago unos cuantos cálculos y compro comida y como en la soda con dinero que no quería gastar, pero haciéndolo con gusto. Una de las ventajas de pagarme todo yo; la decisión de que hacer cada día solo recae al final en mí, y en nadie más. Y eso me hace inmensamente feliz.

En medio del descanso, medito también. Pido tres deseos a mi Yo Mayor que aspiro fuertemente a su realización: Mi Pasaporte, una pareja y una idea para un nuevo cuento. Él me aseguro que el primero es cuestión de esperar, el segundo es cuestión de fe y el tercero es cuestión de pensar, así de fácil. Ninguna receta de cocina se podría presentar de forma más clara y concisa; un simple 1, 2 y 3.

Y antes de dormir, solo quiero decir gracias al mismo Dios que juega en mi interior. El deseo de días pasados ya se vio cumplido; la pelota de inflamación que adornaba mi vanidoso rostro ya no existe, pues solo un leve levantamiento se marca en mi hermoso rostro. Y eso, sin las medicinas que me habían pedido comprar ni nada de magia por el estilo. Por eso puedo asegurar que es un milagro más pues en todo caso no creo en ningún tipo de coincidencias. Un milagro que reafirma mi fe en la magia del mundo, asombrándome lo suficiente para ser feliz con mi vida. Ahora, solo faltan tres milagros más de los deseos pedidos hoy, si no es que se suman más para mañana. Los deseos solo se ven cumplidos para los que siguen desean en una cuota básica; el no soñar o desear nada significa lo estático, quedarse varado en un mismo lugar. Ergo, sigo soñando, constante y sublimemente.

sábado, noviembre 25, 2006

Un libro y más

Me niego primero a retratar un sábado más; siempre leerán en él la misma limpieza y lavada, la misma excitación de ver todo limpia e inmaculado, como creo que mi alma está. En todo caso, sea como sea, no fue un sábado harto provechoso. Fue al salón central de comunicaciones cibernéticas de la localidad, primero para agregar estos días a esta página, segundo para recibir las críticas continuadas de un padre lejano escritor. Se me critico primero por falta de signos de puntuación del buen español; sea dicho de paso, es difícil pretender obtener tales palos y puntos cuando la computadora es detestablemente gringa. Pero este problema ya va siendo solucionado poco a poco, y para aquellos que lean y sean molestados por tal circunstancia, mis más sinceros perdones. Pero solo si realmente los necesitan.

También se me critico que grite a los cuatro vientos lo grandioso que soy, alegando que el líder y genio es aquel que no clama sus habilidades. Debo aceptar que estoy en parte de acuerdo a tal afirmación, pues creo sinceramente que las mejores habilidades de un hombre o mujer son aquellas que ni siquiera la persona en si nota. Pero por el otro lado, creo en los tres niveles de creación: Pensamiento, Palabra, y Acción. Diciendo las cosas con fe y firmeza, logramos una materialización de la misma en este universo, para luego pasar a la acción. Lo he probado varias veces y funciona. Aquí, podré tener puntos en contradicción con mi insigne padre, ateo como sé que es, yo religioso de mi Dios como soy, aún cuando ese Dios soy yo mismo. Pero eso solo garantiza lo delicioso en futuras charlas; sé por experiencia también, que personas que crean lo mismo exactamente, llega un momento en que se traban, a menos que pueden mantenerse en un progreso constante al mismo tiempo los dos.

Y hablando de conversaciones futuras con mi padre, viajo nuevamente a reunirme con mi familia, para escaparme a su parque y ser envuelto por la niebla, la misma que debía atacar a nuestro querido Phileas Fogg, cuando viajaba por el hermoso globo. Lo termine temblando de frío, como talvez sus protagonistas lo hacían de emoción. Me suponía su final, pero igual fui agarrado de sorpresa; pensar que la gano o la perdió por tal hecho, se vuelve interesantemente gracioso. Con la prisa del lector ávido, empiezo a leer otro; ahora es Poe y sus cuentos macabros los que tapizan mi mesa de noche. Solo resumo un libro que un lunes por la noche, había dejado en manos de una mujer, yo estando en un nivel depresivo máximo. Ahora, solo me falta encontrar otra vez el libro que también leía de mi amado Jesús, para seguir riendo y llorando con sus peripecias. Igual, tengo una cola enorme de libros, hecho que me hace feliz mientras sus dueños no empiecen a exigir lo que es suyo. Y si lo hacen, me escabullo. Jejeje. Talvez no, talvez sí.

Pero empecé a hablar de libros por una razón harto diferente de la que termine; no logró localizar el número de la persona guía para atravesar el pantano burocrático del pasaporte, y se lo hice saber a mi madre/amiga, para recibir un gesto de extrañeza. Sigo confiando en la eficiencia del universo, por lo cual seguiré llamando, a diario; en el momento que pueda contestar, seré yo su primera llamada.

viernes, noviembre 24, 2006

Vanidad y Libros

Soy vanidoso, lo admito y me lleno de orgullo. Nunca he dejado de admirarme al pasar frente a cualquier objeto que se digne devolverme mi reflejo y hasta sonrió a los dulces mortales que miran tan curiosas demostraciones de amor propio. Y para los vanidosos, no hay nada más doloroso que notar algo que nuble nuestro atractivo exterior, sustituyendo miradas de admiración y atracción, por otras de lástima o ignorancia. Y todo por una pelota, una inflamación que persiste como Napoleón en media batalla perdida de Waterloo, como tormenta de nieve con el sol coronándola, como un incendio diminuto que huye a su extinción. Sigue ahí y me molesta; es tanto incomodo verla surgir en cada sombra, como sentir un ligero dolor al abrir mis labios, sin importar lo ligera que sea la acción. Recibo burlas, risas, cánticos en honor a mi pelota y simplemente me río; el día que no podamos reírnos de nosotros mismos, estamos perdidos. Pero todo es fácilmente solucionable, eso es simplemente temporal, pues como diría un gran libro, lo irreal no nos es amenazable y lo único real es lo eterno, por lo tanto, mi pelota no es nada; si aún así decide seguir viviendo, una meditación con mi Yo Mayor la hará irse por donde vino, con su rabo entre las patas y sus puntos negros en su cansado hombro. ¡Adiós mi pelota!

Por el otro lado, sintiendo la comida de la soda que tanto atrae mi cariño, termino de leer un libro más. Los tiempos de Adriano quedan atrás, mientras me enfoco en asuntos más recientes. Historias de magníficos templarios que luchan por sus millones de secretos en un mundo actual todavía doliente por dos torres derrumbadas y por un tumor de terrorismo que nunca se sabe si es pura imaginación o no; es harto probable que si se cree en un tumor que no existe, se termina por crear. El libro me hace pensar, seriamente y con furia, más al llegar a su maldito final. Veritas vos Libera, siempre y sin excepciones; sea como sea la verdad está primero, aún si su precio está en la destrucción de una base de la sociedad. El hombre que vive en mentira está encadenado, sin libertad, infeliz sin darse cuenta. Y aún más, indagando más en el libro, develar la verdad de una sociedad lucrativa, como es el catolicismo en general, sería librar a la humanidad del yugo de concepciones tan idiotas como el pecado, la culpa, el remordimiento, el infierno, el castigo eterno y por último y más importante, ese Dios desgraciado que nos odia, vengativo como el peor humano, rencoroso como solo unos cuantos, y masoquista como el Sade, viéndonos sufrir en un hogar de llamas y demonios con colas; Dios es más que eso, es amor, solo amor, igual que nosotros. Por eso, leyendo el final, me enojo. Lo diré toda la eternidad: La verdad debe ser dicha, a menos que el fin no justifique los medios. Pero en este caso en particular, su buena patada en el culo les daría a los protagonistas. Cobardes de mierda, indecisos y poco sinceros consigo mismo. Pobres infelices.

Pero dejando de pelear con ellos, resumo la lectura del británico frío e insensible que trata de recorrer distancias épicas en un tiempo utópico. No lo he terminado, por lo que me niego a decir más. Pero, ¿Será que tanta locuras, risas, dinero gastado, mujeres hermosas y un elefante sean exitosas? Solo el final lo indicará.

jueves, noviembre 23, 2006

Dulce Descanso

¡Qué rico estar de vago y no hacer más que comer, dormir, ir al baño y descansar! ¡Más aún si se sabe que otros coterráneos trabajan arduamente, sentados en sillas cómodas y teléfonos que posiblemente ni lleguen a sonar! Pero por mi misma vagancia, es tan poco lo que puedo llegar a contar; levantarse tarde, comer, bañarse, ver televisión que entumece el cerebro a menos que presente un reto, comer más y dormir. Pero de lo sencillo se extraen las mejores lecciones, así que indaguemos más en estas 24 horas, con el ánimo de un Sherlock que no tiene a su Watson.

Recibo críticas de un escritor lejano, con sangre talvez caliente donde la mía se muere del frío, pero aún, la misma calaña. Admito mi poca experiencia todavía para expresarme con estas letras que adoro y por eso, pido explicaciones; quiero saber que hago malo para poder mejorar, como quiero saber lo bueno para poder sonreír. Sea como sea, son críticas necesarias que debo aprender a recibir, si realmente quiero ostentar un premio tan modesto como el Nobel. Todavía espero la respuesta, que si es retrasada, es simplemente por su extensión; un golpe psicológico puede estar naciendo en los dedos de otro hombre. Pero sigo mi premisa, todo es aprendizaje, recuerdo de nuestras divinidad. Y eso, es simplemente una étapa como todas, un día de clases más en el que apenas voy empezando. Y si me llego a desanimar, mi mantra especial levantará mi rostro como una brisa enamorada, susurrándome: ¡Cero estrés, todo es perfecto!

Me siento dependiente, como el mismo Tarot me indica, y dejando aparte mis sentimientos generales al respecto, no me incomoda. No me molesta saberme viendo televisión ajena, ni leyendo libros que no me pertenecen, donde por un lado escucho de jóvenes intrépidas hermanas de una tal Ms Darcy; no sufro al verme comiendo frijoles de latas de otros, mirando la sonrisa de mis hermanos; no reniego las medias de otros que cobijan mis dedos temblorosos, necesidad propia en este clima inclemente navideño. Soy feliz, increíblemente. Y eso, eso es lo que realmente cuenta.

Y si me quedé hasta el anochecer, fue por una razón; la promesa de ayer seguía muy caliente en mi corazón y quería ver realmente como había seguido esa mujer enorme que tantos cuartos de mi corazón ocupa; todo estaba bien, una vez comprendido el real significado del todo. Como diría alguien alguna vez, Dios obra de formas misteriosas. Yo-nosotros-Gaia-Dios somos eficientes, y en eso podemos siempre confiar. Por eso, me alegra que la guerrera siga su camino con paso firme, simplemente confiando, con una presencia que hace retroceder a las huestes de desesperación. Así pensaba al mirarla con un ojo en trance de meditación, con la música de ese joven hermoso, talentoso y simplemente maravilloso como fondo; así la veía mientras me dejaba llevar por la música y los consejos de mi Dios; ella es grande y lo sabe. Tan grande que me levanta de mi meditación, para indicarme la salida, reafirmando su cariño con su propio cansancio en sus ojos, abrazando con todo su cuerpo mi corazón delicioso. Se me cierran los ojos, solo quiero decir algo más; ¡TE QUIERO INFINITO UNIVERSO!

miércoles, noviembre 22, 2006

Visita sin permiso

Sí, lo logré. A pesar de mi compañía gringa interesada y maquiavélica, se me dio el día para descansar, así como el siguiente; la mejilla sigue inflamada, como una espinilla gigante que busca abarcar todo mi cuarto, dejando rastros de sangre por doquier cuando decide descansar, aún por razones desconocidas. El mismo doctor se asusto, al igual que mis coterráneos ante la visión y más de una persona me miró con extrañeza, sino con desagrado. Pero no me importo y miraba simplemente al otro lado, ignorando los ojos indiscretos y dolorosos. ¿Y el trabajo antes? Leyendo, como últimamente es típico de esperar. Ergo, me están pagando por terminar escritos, de fantasía y enseñanza, de templarios y amores, de ovnis y pirámides. Y realmente, pongo todo mi esfuerzo para ganarme ese salario; al fin de cuentas, leer 8 horas diarias seguidas no es tarea para aficionados.

Una vez pude caminar libre de la jaula telefónica, me encamine, audaz y sin permiso, a mi hogar. Había tomado una decisión y aún el hecho de no consultarla con nadie fracasaba en angustiarme; quería ir y hasta dormir en compañía de mi familia de verdad, no de sangre. Fui recibido con abrazos, comida, juegos, bromas, sorpresas, y charlas; uno que otro banano decidió ser parte del espectáculo. Lo común cuando uno se llega a acostumbrar a un lugar de locos, no, de genios. Genios gigantes, todos destinados a dejar una huella del tamaño de un mundo.

Al final, los acontecimientos serios se pusieron, solo para terminar en una promesa personal de apoyo sin límites; lo daría todo por esa amiga que lloraba, sin dudarlo y con una sonrisa en mi rostro. Me dije entonces, para mí solo, sin más testigos que mi mente y mi corazón, que buscaría estar para ella, con ella y por ella. Talvez, en mi faceta de joven que apenas sobrevive, sea poco en el ámbito material que le pueda dedicar en su honor; sé también que esto sería lo menos importante. Le puedo dedicar mis sonrisas, mi alegría, mis chistes y humor; la frase oportuna para borrar las lágrimas o juntarlas con risas escandalosas. Con ese pensamiento me fui a dormir en una sala gélida; que ese techo que me resguardaba de morir congelado era el mismo techo que guardaba lo mejor posible a las 6 personas que más quiero en este momento, dejando a parte los problemas, las constantes bromas, el eterno pasado, y los futuros conflictos. Son, después de todo, MI FAMILIA, y en mayúsculas.

martes, noviembre 21, 2006

Malditas nuevas operaciones

Hoy, con gracia y delicadeza propia de los doctores, me operaron nuevamente, en esta boca que siempre ansía por gritar a los cuatro vientos lo primero que se le ocurra. Pude salir temprano del trabajo y ver a la mujer cuyo perfil me sigue asombrando; pude visitar el verdadero hogar comiendo helado, sintiendo una intensa cercanía con el todo familiar; pude ver como poco a poco las piezas del rompecabezas de la vida van buscando sus respectivos lugares. Aún así, en algún momento entre el helado frío y la noche aún más fría, me permití un vistazo de ilusión; un engaño inocente para mantener a mi corazón caliente, considerando que es como un imposible para mi cuerpo ya. Hay veces que aunque sepamos un X o un Y como una ilusión más allá de el sueño que decidimos vivir ahora, igual lo abrazamos con ardor, como si fuera un salvavidas en medio de la tormenta que nos boto del barco. Y realmente, ¿Qué hay de malo en eso?

En todo caso, tanto por la mejilla inflamada como por mis dedos cansados de un trabajo no realizado, parto con el mismo viento que hiela mis extremidades que se mete dentro de mi cama; lo mejor: Parto feliz.

lunes, noviembre 20, 2006

Una reunión libresca

La vuelvo a ver y no hay sentimientos exagerados que afloren en mi corazón; aún, noto una atracción mutua sutil que fluye entre las bromas y preguntas, buscando talvez una salida. Sigo adorando su perfil, sus ojos detrás de lentes gigantescos, esas palabras que termino sin entender pero siempre respondo con un Sí, por simple aquiescencia enamorada. El día transcurre con noticias de operaciones a ser realizadas en el mañana, y evaluó una oportunidad para faltar a mi trabajo y descansar; realmente quiero unas vacaciones del tedio. Pero está ahí, nuevamente, mi eterno combatiente. No puedo; necesito – ODIO ESTA MALDITA NECESIDAD – el dinero, necesito vivir, necesito pagar, necesito ser parte de esta máquina come hombres, que solo extiende su piedad por dinero. Yo me metí solo a su boca, sabiendo que sería triturado, por lo que realmente no sufro de forma infatigable. Aún así, el sentimiento de no poder faltar a mi trabajo, no por moral, ni por amor a él, ni por pereza sino porque necesito ese dinero, no es nada agradable. Lo detesto, pero lo abrazo con cariño para protegerlo. Lo sé, ¡Hijueputa ambivalencia!

Mientras mi equipo disfruta, yo trabajo; promedio del día de hoy en donde lo único importante fue el trabajo. Leí como común, tomando los consejos del emperador hermoso de Adriano para ver mi propia vida; líder entre los romanos, amante de la belleza y arte, hombre débil para el amor, grande e idealista, fuerte y filósofo, tantas características simplemente lo hacen asemejarse a este joven que escribe. Ambos ubicamos el amor y la belleza en todas sus formas en un pedestal altísimo que llega hasta el cielo; ambos tememos a las pérdidas amorosas, ambos hemos llorado por el amado o amada; ambos hemos tenido grandes ideas que han sido ignoradas por la ignorancia; ambos osamos avergonzarnos de nuestros coetáneos, meneando la cabeza, y pidiendo perdón al mundo por las bestias de sus habitantes, especialmente del hombre. Pero todo termina, por dicha.

Por último, asisto a la reunión de los lectores; comimos, tomamos, nos presentamos, reímos y luchamos en pro de nuestras amigas las letras, sin importar el formato en que vinieran. Nos vemos a las caras y mostramos nuestra sorpresa; por lo menos, me calificaron de escribir como si fuera más viejo, a lo que simplemente respondí – La vida me ha hecho más joven -, pues con toda la mierda que he comido y la felicidad que he disfrutado, me he garantizado una madurez y sabiduría que pocos de mi edad o cercanos para arriba, poseen. Trato de seguir la conversación y lo logro hasta cierto punto. Como en una montaña rusa, mi esfuerzo para escucharte tiene su cúspide, solo para bajar de forma apresurada después de esta pasada; llego el punto entonces en que sin poder llevar el ritmo impuesto por varios hablando al mismo tiempo, mi energía fue drenada poco a poco con cada oración malentendida, con cada comentario ignorado, por cada palabra a la que no le veía sentido, sin tener ya el ánimo de pedir traducción. A pesar de todo, hay veces que se me olvida lo positivo de mi condición. Pero ahí seguimos, escuchando de una escritora como yo, con perfil cautivante, gestos simples y llenos de gracia, millones de rostros diferentes hermosos todos, y palabras llenas de sabiduría; como si fuera poco, también amante de lo verde y enemiga de la corteza animal asesinada dispuesta al sacrificio de la comida. Bien lo había dicho el Tarot en la mañana, y aunque hube de malinterpretar el significado al principio, todo se hizo claro. Me acuesto con los ojos cansados pero que saben que se han movido hoy con cosas que hacer; dentista en la mañana, llegar temprano luego, trabajar en el odioso puesto de siempre, montarme en buses equivocados su buena analogía tendrá y la esperada reunión coronada con un viento terrible que todavía azota mis ventanas. Escribiría más, pero noto que ya no sé lo que describo con estos dedos inquietos, así que para evitar problemas, dejémoslo acá. Por hoy.

domingo, noviembre 19, 2006

Discreción amorosa

La saga continúa; luego de dormir en casa ajena, bañándome en mi casa, vuelvo a mi hogar. Vuelvo porque he dejado el recuerdo de cómo ver bien por simple estética y necesito de mis anteojos, tanto físicos como del alma; vuelvo porque después de una semana de soledad, ansío desesperadamente la compañía. Como, cuido el hogar abandonado en espera de un posible, mientras veía una hermosa película que me hace creer otra vez en el amor, llegando todo hasta las lágrimas. Pienso en cuantas personas han recobrado el recuerdo de la receta del amor y fueron felices; es casi lógico que si uno topa con la suerte de saber el platillo del amor con todo incluido y encontrar una persona en iguales condiciones y se ejerza una atracción, se desee vivir para toda la vida con ese ente.

No hablo de la creencia de la media naranja ni nada, sino el hecho de que relacionarse con alguien que posea igual recuerdo del amor, permite una relación libre y hermosa, en donde en lugar de robos de energía, solo hay progreso unido; las parejas que pasan años de años juntos y todavía se siguen amando, besando, abrazando, y haciendo el amor son un ejemplo de tal situación. Pienso en lo feliz del acontecimiento, de estresar entre unos brazos conocedores una persona igual de sabia y divina. Por eso lloro; anhelo tal sentimiento y sé que me falta mucho. En todo caso, uno disfruta las películas porque todo pasa rápido, 15 años son unos minutos de introducción, y una espera de décadas se vuelve una escena; la vida no se diferencia tanto; nuestra sangre es simple salsa de tomate, como diría un maestro, y nuestra vida una simple representación en el día de escuela de nuestras vidas. Por eso, me permito sonreír al final; lo que me separa del momento amoroso cumbre de mi vida es eso, un simple parpadeo.

También, y siguiendo la temática del amor, me permito unos cuantos momentos en que vuelvo a ver a una mujer, con ojos de amistad pero con un fondo de amor en el corazón. Trato de no dejarlo salir, ni en sonrisas, ni en destellos de mis ojos, ni en una voz cálida. Trato de que no se note; no busco engañar tampoco, simplemente ser discreto. Lucho, sigo luchando, contra mares de recuerdos y sentimientos, luchando por buscar el camino. En todo caso, confío en una débil intuición femenina que nada diga de cualquier desliz de mi parte; lo mejor, aún si esta reconociera una palabra de amor entre tantas, lo ignoraría y lo dejaría pasar. Pero al final del día, reflexionó: ¿Querré todavía una persona definida para estrenar mi platillo del amor una vez lo tenga?

sábado, noviembre 18, 2006

Nueva analogía de cocina harto buena

Limpiar y limpiar; lavar y lavar; comer y comer. Eso es un resumen casi exacto de mi mañana de hoy. He de confesar que hubo sus buenos minutos en que pensé en no levantarme, en no limpiar, en dormir hasta tarde como nunca hago los sábados, de burlar mi propia necesidad de la limpieza. Esta venció al fin y al cabo, y me vi levantándome como siempre para dividir la ropa en blanca y de color; división que en sus épocas produjo su buena cantidad de muertes entre nosotros, los intolerantes seres humanos. Se me emociona y se me engaña; la visita de uno de mis hermanos perdidos en el tiempo y espacio se promete primero, para luego ser negada. Dos veces; una vez y hubiera quedado como nuestro amigo Pedro en las leyendas míticas del libro biblesco.

Después, luego de una semana sin ir, me decido pegarle una visita a mi hogar; mi madre/amiga regresaba hoy de un viaje, y tanto por ella como por el resto de mis hermanos/amigos, era necesario pasar aunque fuera un segundo. Por fortuna, y según la eficiencia del universo, me terminé quedando a dormir, mientras mi tos se agraviaba, dejando el reflejo ronco de una voz alegre; creo que no me siento 100% bien. Pero la conozco, a la digna tos y demases, y sé que como vino, se irá, esperando una próxima oportunidad para tumbarme en la cama. Pero sea advertido resfrío que no caeré en cama todavía; faltar a mi trabajo en este momento es un lujo, mas que una alegría, un lujo económico que no me puedo permitir por el momento.

Y vamos con la analogía del día. Cada persona en nuestras vidas es una olla de cocina y tenemos a disposición millones, infinitos discos para cocinar; unos de amistad, otros de compañeros de trabajo, de simples compañeros en general, de desconocidos, de familia y etc. Ahora, no es el disco el que define la olla, sino su contenido: Ingredientes y Receta usada. Pero siempre tenemos una lista de nuestras ollas preferidas, con las cuales estamos cocinando constantemente, agregando ingredientes de alguna receta, como la amistad, la unidad… O el amor, aunque no crea yo tener de este la receta en concreto. En todo caso, en cada olla se puede cocinar solo una de estas recetas, aún cuando es permitido agregar ingredientes de otras cosas, buscando una mezcla sublime y perfecta que contenga todo. Talvez sea esta la real búsqueda de los dignos alquimistas: Las proporciones perfectas de una relación.

Pero prosigamos con la historia. Yo sé por el momento cuales son mis principales ollas de cocinar, algunas estando a fuego lento, otras lo más rápido posible, otras sin siquiera estar calientes. La olla de aquella mujer de la que tanto he hablado me llamo la atención hoy. Aunque he lavado con intensión los residuos de los ingredientes del amor de ella, todavía me falta. Al principio, por no lavarla bien e intentar iniciar con la amistad y hermandad, me producía malestar, dolor, lágrimas, y todo por no haberla lavado bien. Ahora, creo realmente que he limpiado mucho de sus dichosos antiguos ingredientes, pero no todos. Algo permanece en el fondo de la olla ahora que he vuelto a empezar con la nueva receta, y sin producir malestar, me doy cuenta de su presencia por el característico sabor que tiene la nueva comida: Preocupación por el que le dije, el verla sumamente hermosa y extasiarme ante su visión, el gozar de su sonrisa, celos que sigo sin saber a que demonios se deben, si es que son realmente celos, y otros que o ya no existen o no los he notado. Pero ojo, eso no dice que voy a caer en una nueva depresión; estoy luchando duramente por eliminar los últimos ingredientes de la olla, con agua, jabón, esfuerzo, sonrisas y alegría y poco a poco, va saliendo. Lavar una olla como la de ella, luego de ponerle tanto esfuerzo a cocinar, es por ende y casi siempre, una tarea monumental. Pero después de dejarla en remojo, de dejarla al sol, y de dejarla sola, me veo lo suficientemente listo y capaz de borrar con mi mano limpiadora los últimos vestigios de mis sentimientos de hace un mes talvez. Y lo lograré, lo sé. De todas formas, es tan poco lo que me falta, que ni méritos merezco. Ahora, si me los quieren dar, bienvenidos.

viernes, noviembre 17, 2006

Una mamada y un susto

Me dejaron mamando; eso lo define todo. Realmente, sigo sin saber si fue mi semi sordera temporal o la otra persona la que ocasiono que esperará sentado bajo el sol media hora, esperando un simple trayecto a mi trabajo; es suficiente saber que por una llamada, de mi parte por supuesto, me di cuenta que restaba camino que hacer. Corrí, sudé, miré, me enojé, sonreí, me cansé, y por fin, en un despliegue milagroso de mi Yo Mayor, llegué temprano a mi trabajo. Por dicha, porque una ausencia más hubiera significado…

Me entregaron una carta, una dichosa carta en donde en su momento solo pude leer: TERMINACIÓN DE CONTRATO. Luché, implacablemente en contra de las ausencias, notando un frío sudor en mi frente; en algún momento tendré que renunciar, y no ignoro que un despido no sería tampoco un inconveniente, pero más tarde, dentro de más tiempo. Un despido ahora significaría mi muerte y no se hasta que punto literal. Pero más tranquilo, pude leer bien, notando que era una última advertencia antes de la real y fatídica carta. Será cuestión de ponerle bonito estos meses que quedan, mamando todavía de la dulce teta del Call Center, esperando con calma mi aguinaldo ya gastado en mi próxima computadora, mientras no hable, y esperando mas con ansías y un poco de nervios, mis vacaciones, aquellas en las cuales, dependiendo de la eficiencia del universo, puedo volver a ver a mi padre. Por ahora, leo y leo en mi silla, in a daily basis. En eso consiste mi trabajo; dejar pasar el tiempo hasta que lo importante llegué.

Y por fin, después de semanas de silencio en que mostré mi preocupación, creo, pude hablar nuevamente con mi madre. Esté todavía bajo la influencia de una tercera persona que me siga odiando o siga desconfiando de mi nombre, parece que volverá al apartamento, asombrándose talvez por los cambios, por los carteles, por los graffitis, por la limpieza como siempre, por la réplica macabra y graciosa de mis dientes que cuida mi espalda. Y por el otro lado, aquella mujer que vino y se fue, llevándose mis cuentos en un pequeño cofre, me informa… que realmente no los ha leído. Harto lógico y comprensible; nunca fue una obligación que lo llegará a hacer realmente. En todo caso, me permití una recriminación leve y teñida de humor, recordando una invitación pendiente a un foro cinemática. Ahora, la bola está en su cancha, y depende de su magma decisión un paso a seguir, lo que a su vez me permite reclinarme en mi sillón y solo sonreír. Toda esta pasando ya, presente, pasado y futuro. YA.

jueves, noviembre 16, 2006

Teorías

He leído todo el día; por fin, en mi trabajo se admite lo poco que estamos haciendo y nos permiten leer. Leo sobre sociedades secretos, sobre lugares arcanos, sobre fantasmas, ovnis, magia blanca y negra y unas cuantas teorías de la magnífica Atlántida y los diluvios entre tanta palabra. No me dicen nada nuevo; ya en otras partes he leído casi lo mismo. Los habitantes del ancestral continente único llamado Lemuria para unos y Mu para otros, eran altamente desarrollados. Conocedores de telepatía, meditación, modificaciones genéticas, chakras, sexo como un total de placer; seres hermosos sin defectos, los hombres y mujeres que tenían todavía el recuerdo de su propia divinidad muy en su carne. Pero en el desarrollo, se busco más, siempre se quiere más. Y así, sus habitantes crearon una nación aparte, en la que poco a poco se alejaron de sus teorías de armonía con la naturaleza y lo peor, in importarles. Esa era la gran Atlántida, asesinada por las mismas fuerzas que puso en juego, modificando el alma de la Gaia con sus odios y descuidos. Pero Lemuria o Mu permaneció, hasta el día que según cuentan las leyendas, la luna Lillith, por razones desconocidas, explotó muy cerca de la Tierra, provocando un cataclismo sin precedentes. Talvez, ese fue el cambio que realmente devasto a la orgullosa Atlántida; lo que si es cierto es que cambio la geografía planetaria, haciendo dos continentes donde había solo uno; la Tierra poco a poco seguiría la división. Pero hubo sobrevivientes, que perpetuaron su tradición en las enigmáticas pirámides, hasta el día del diluvio universal. Bueno, todas teorías hartas interesantes, pero conjeturas aún así, nada trascendentes en mi vida actual. Sin embargo, siguen siendo lo suficientemente divertidas para levantar una ceja y ponerme a pensar. ¿No creen?
Dejando aparte la hermosa teoría del papel, tengo una teoría sobre mi madre. Creo realmente que algo la aleja de mí; donde antes había instinto maternal y amoroso, ahora solo es un dejo de extrañeza, de quitarse del medio, de ignorar. Llamo y no soy contestado, pongo mensajes que se pierden en el olvido. Y me preguntó: ¿Será que he perdido a mi madre nuevamente? No quiero saber realmente la respuesta, temo que sea una afirmación. Por eso, dejo todo sin siquiera una hipótesis, esperando la observación del hecho. Talvez se me pruebe que me engañaba; de hecho, lo deseo con fervor. Como diría un librillo por ahí: Los profetas que presagian cosas malas, lamentablemente, son los que generalmente tienen razón, y por ende, todo profeta lo único que quiere es estar realmente equivocado.

Y por fin, y en exclusiva en el maravilloso Blog de Simón Divino; un resumen de mi pasado, que como tal, se encuentra entre el más remoto pasado de este sitio. Escrito para describir a mi hermoso padre mi vida de mi nacimiento a el ahora, describe de forma general los principales hechos, brindando los suficientes acontecimientos para saber que preguntas hacer para develar la verdad. Es solo una de las llaves para abrir la puerta de mis historias; si se puede asimilar el tesoro es otra cosa. Pero por lo menos, ya eso es un paso. Un paso pequeño para el hombre, pero grande para Dios. El Dios que yace en nuestra alma, ansioso por salir. Y ojo, yace en cada alma, de todos, del todo. ¿Muy panteísta? Así soy yo, simplemente y sin tapujos.

miércoles, noviembre 15, 2006

Confiar, simplemente confiar

Un mes ya, un mes se ha cumplido desde el día en que con ánimos caídos empecé a contar esta cronología de mi vida. Y en su aniversario mensual atrasado, he de admitir con el dolor del artista, que no hubo celebración alguna. ¡Maldita sea! Jeje. Un día común, como los que ya estoy harto de describir, con excepción de talvez un vistazo de romance con la gata dorada, y si no, por lo menos genuina amistad. Regalos dados por un personaje de mi obra de teatro antipático según mi parecer, regalos de mi parte a aquel que acompaña mis ratos de tedio entre Chat y Chat; sino lo he dicho ya, lo afirmo ahora. ¡Odio mi aburrido trabajo! No hay retos, no hay aprendizaje nuevo, no hay recuerdos que obtener. Siempre la simple y constante discusión con clientes que tienen todo el derecho de quejarse de nuestra continua ineficiencia, siempre charlas de una labor que me ha llegado a asquear. Pero no entremos en quejas, que ya tarde a estar hora, solo quiero comer, y temo que me caiga mal. Entonces, solo por hoy, dejémoslo por ahí.

También, hablo con mi progenitora material en espera de entradas gratis al teatro mágico, como Hesse diría, esperando ir en compañía de alguna de las diosas que me rodean ahora; lamentablemente, la que más me gustaría invitar, se muestra la más inaccesible, por más mensajes que pueda intercambiar, siempre cortados por la digna compañía de ICE, que tantos problemas románticos debe ya tener en su saco de responsabilidades. En todo caso, no logro hablar con ella y me debo resignar a esperar a mañana; mañana siempre mañana es cuando pasan las cosas en este país. Supongo que, como diría mi Yo Mayor con una sonrisa, solo tengo que confiar. Pero mi querido Dios interno, ¡a veces es tan difícil! Fe del tamaño de una semilla de mostaza; la misma fe que me mostró un volcán a mis pies, un cocodrilo dormido e insensato; fe que me devolvió a mi hogar una noche que todo parecía imposible, fe que consigue dinero y ayuda por igual. Realmente, le tengo fe a mi fe, y por ende, soy poderoso. Poderoso como un grano de semilla de mostaza.

martes, noviembre 14, 2006

Un sueño hermoso en los linderos de la soledad

Ya dos veces me ha pasado; me levanto con el ánimo subido por mil, con el recuerdo de un sueño de la mujer que, tanto inconsciente como conscientemente, mueve mi corazón. Lo sé, lo reconozco, es mi tendencia como ser humano único y divino, buscar siempre alguna esperanza o cueva para mi corazón, sé también que estas cuevas poseen muchas veces puertas imposibles y que por más noches y mañanas en que mi corazón toque con fuerzas y alegría, termina llorando mientras camina hacia otra cueva a la cual dar sus serenatas. Siempre el mismo iluso y adorable corazón, que busca a las que tienen novios, las que quieren estar solas, a las que provocan problemas, y un par de veces, a casadas fervientemente leales a sus respectivos maridos. Pero sigue siendo un intento mío de recordar la tan dichosa receta del amor, ahora con pasos agigantados y crecientemente desesperados, con las ansías del que quiere amar. Eso es todo lo que quiero: Aprender, o mejor dicho, Recordar como amar. Y por eso, aún cuando sé que aquella mujer con la que sueño tiene su amado ya, sigo suspirando de alegría al recordar aquel sueño lleno de dicha. Simplemente, déjenme ser.

Una amiga una vez me dijo que a pesar de su numerosa familia, se sentía sola; sin nadie que la apoyará de pareja, sin nadie que la amará con locura, sin pasión talvez o magia, el mundo se le hacía insoportable. Ahora, no recuerdo ya que dijo y que parte la sume en mi mente loca y maravillosa. En todo caso, poco a poco, con cada té que me hago en las noches para disfrutar escuchando música de radio pequeño, con cada caminada a mi casa en la oscuridad y abrigado con mi jacket de maravillas, con cada vez que me siento en esta computadora a seguir escribiendo, día tras día, con cada de estos detalles, me empiezo a sentir como ella. Busco, talvez ya no una simple pareja, sino alguien significativo. Alguien que esté conmigo, alguien con quien pueda disfrutar mucho, alguien que pueda venir y dormir a mi lado. ¡OH, como extraño el sentimiento de dormir cobijado en el calor humano de la persona amada! Quiero sonrisas, consejos, compartir el peso que ya me abruma. Pues esa es otra; el peso económico, social, y mental se vuelve un poco pesado en estas fechas en que el dinero está rigurosamente contado y reservado a algo, privándome de pequeños placeres que todo el mundo se da el gusto de aprovechar, sin ponerse a pensar en lo que cuestan. He comido más mierda, y lo tengo presente; días en que no había comida, días en que no tenía los malditas monedad grises y doradas para subirme en un transporte público y viajar a donde el viento, o en todo caso, las llantas del gigante, me llevarán. Lo he pasado peor, y aprendí, pero eso no quita que siga siendo una molestia en el zapato, en la camisa, los anteojos quebrados y los platos sucios. Lo sigue siendo, pero con mi espíritu siempre alegre, me mantengo buscando el lado positivo para no desfallecer. Pero aún, sigo luchando solo, y lo que quiero es tener una compañera/o que cargue las bolsas conmigo y escale la montaña de la vida conmigo como hermano, compañero, pareja, amante, y otros etc.. Eso es todo lo que busco, alguien que apague las luces en las noches, luego de un día de trabajo, luego de comer con comida recién comprado entre los dos, luego de pagar facturas con precios de mierda, luego de luchar a brazo partido con el buzón en la entrada, luego de reclamar dineros que se debían, que luego de todo esto, me dedique un Buenas Noches y cierre mis ojos con su dulce respiración. Y lo deseo con fervor.

lunes, noviembre 13, 2006

Ver con dolor

Mi punto de vista hoy debe estar un poco dañado si nos atenemos a los símbolos que la vida como sueño nos deja entrever a los conocedores de lo divino; todo por unos anteojos quebrados. Y por el simple hecho de mi dependencia al digno artículo visor, pasé mi día tratando de descifrar manchones y formas borradas en una espesura de movimiento, todo para regresar a mi hogar con un dolor de cabeza tan grande como la puta que lo parió. Por eso, pido comprensión y aviso. Hoy me duele tanto la cabeza que escribir es un martirio, ver la pantalla es la ceguera total, y no dormirme inmediatamente, un pecado. Y Dios sabe que no quiero pecar.

domingo, noviembre 12, 2006

Un domingo de película

Un domingo que fue realmente un sábado, eso explica bastante bien el día de hoy. Un domingo que como sábado estuvo acompañado de olor a ropa lavada y secada, a agua fría de un congelador malo, y del placer de saber poseer el derecho de dormir y dormir. Un sábado adomingado en que cocinar era lo obvio para la supervivencia, y que luego de muchos ojos casi cerrados y dormidos, pude terminar esos carteles que coronan ahora mi hogar como muestras de grafittis eternos y memorables. Y ya cuando había terminado, una duda recorrió mi cuerpo y desbordo en unos dedos ágiles prestos a comunicarse con alguien. Realmente, ¿quería estar solo hoy?

Y no, esa era la respuesta. No. Y apenas hube comprendido esto, me encamine a mi verdadero hogar, con sandalias y medias calientes, y un jugo de naranja recién absorbido en mi estomago. Pude ver, por fin, la muestra de cine del libro que me desvivió en su momento y acompañado por un hermano, exhale con dificultad, primero por ignorancia, luego por sorpresa. Maravilla de películas japonesas que no siguen el orden cinematográfico normal de inicio, clímax y desenlace; igual que con su literatura, los japoneses siempre sorprenden. ¿Como no amarlos por eso?

Y pido perdón; los resúmenes diarios se vuelven cada vez más cortos. Y justifico, para el lector invisible. Últimamente llegó a mi casa a dormir, o a leer un poco, sino es que un dolor de cabeza ilusorio domina mi vista. En todo caso, no estoy en momentos de escribir, ahora que recién he terminado mi último cuento; ventajas del escritor. Él escoge cuando quiere seguir su profesión o tomarse un descanso. Al final, los artistas somos dioses alados, que también, somos nuestros propios jefes. Jefes del destino del universo.

sábado, noviembre 11, 2006

Fiesta Ambiental. Seamos charlatanes.

Empiezo dos cosas. El blanqueamiento de mi apariencia y el adorno de frases inteligentemente escritas en las paredes de mi hogar. Una molesto, y el otro cansado, pero procedimientos en los que poco a poco disfruto de su realización. Empiezo a terminar proyectos, o empezarlos, y maravilla la mía!, todos están encaminados a mi grandeza. Pero ahora que miro cansado la pantalla verde y azul de la computadora, y veo a lo lejos los carteles de colores y siento en mi mano el instrumento de la pureza, siento ver el final, el medio, ahora en el principio. Todo está pasando ya, las infinitas posibilidades de tiempo y espacio pasan en la duración de un parpadeo, pero indefinidamente. Y me pregunto, ¿Qué otros Simones estarán cansados hoy, y porque?

Fiesta ambiental es sinónimo de gente curioso pero no exactamente ávida; la experiencia desde hoy me lo dicta. Caminé, me moví, hablé, sonreí, y estuve al borde de las lágrimas de la alegría. Escalo de forma segura y rápida las escaleras de mi éxito y mi liderazgo inherente a mi personalidad, busco como complacer para luego ser complacido. Trabajé con fuerzas, y aún cuando el corazón planeaba darme un vuelco debajo de la luz del sol pronta a ser lluvia, seguí adelante, incansable, perfecto. Ahora, mañana, me podré dar el lujo de dormir todo el día si quiero, cosa harto dudosa debido a mi espíritu inquieto; carteles todavía por terminar, arroz que hacer, limpieza orgásmica que empezar.

Había un perezoso, dormido y cansado, harto de que lo movieran de un allá para acá; un perezoso que quería volver. Y en todo caso, el ser humano, ayer, se me mostró como ese perezoso. Un ser humano de pasos lentos pero seguros, aferrado a las ramas de su intuición. No todos son así, pues hay su buena cuota de ellos que intenta cruzar una calle y muere antes de ver la otra orilla. Aún así, y me cuento entre sus integrantes, un grupo selecto avance firmemente, sin falsear un paso, volviendo a sus raíces. Volviendo a lo que era desde el principio, cuando en lugar de estar en las ramas del universo, estaba en sus raíces en la cúspide de su copa.

viernes, noviembre 10, 2006

Un cuento más a la canasta

Día de pago, que como si fuera un vicio horrible, me llega siempre menos de lo que necesito. Pero no importa, logro siempre y porque confío, acomodar el dinero para poder seguir viviendo en este mundo que hasta para respirar le cobra. Nuevamente, no importa; entre más retos el mundo me eche, más fuerte me voy haciendo. Visto así, ¡Vengan a mí retos de humanidad!

Aparte de mi lucha personal, un día donde una gata dorada se ausenta, es día en que dormirse es casi inevitable; logré, por lo menos, mantenerme despierto en mi espíritu creativo, que ahora termina un cuento sobre una Costa Rica mitológica, talvez uno de los más largos, y donde el final no beneficie a mis supuestos héroes. Pero lo terminé y me gusto su resultado, lo probé con la cuchara del lector y lo guardé en la nevera, esperando que lo saquen con sed de diversión. Solo eso espero.

Nota de pie de día: Comer en una soda que está justamente a la par, deliciosa, y en donde se ha ganado ya el corazón de sus ancianas dueñas, es una ventaja equivalente a tener comida gratis que se paga con amor, abrazos y pura y sincera atención. Simplemente eso.

jueves, noviembre 09, 2006

La eficiencia de Dios y el Yo Mayor que se oculta en los pliegos de la piel

He descubierto algo aún más eficiente que el tarot.com. Mi Yo Mayor. Pues luego de tener una conversación similar a la que me sacó de mi depresión amorosa, ultimo capítulo por el momento de mi vida amorosa, y suplicándole algo para pasar mi día feliz, materializo a una mujer que no se suponía que habría de ver nunca más, o por lo menos, no tan recientemente. Una mujer con la que, a pesar de saberla comprometida, es casa inevitable jugar con de esas echadas de cuento que se traducen en palabras sutiles y miradas veladas por la oscuridad de la noche. Y sorpresa la mía. Nos seguiremos viendo, todas las mañanas, nuevamente yo admirándola como una escultura ancestral y majestuosa, con lentes de contacto y su ropaje odontológico. Por eso, ahora hablo con él a menudo, con mi Dios adentro, con ese Simón con sus chakras despejados, y una sonrisa enorme que abarca todo su cuerpo y un aura de amor, amor puro. Él recuerda la receta del amor, y sé muy bien, me la enseñara cuando este listo. El maestro aparece cuando el alumno está listo.

También, no paran ahí sus maravillas. Creo haber notado otra predicción que se cumple al pie de la letra. Ahora, aquel hombre que era que se veía solo y vacío, y se sentía deprimido y no amado, ahora, ese mismo hombre, se le llena la agenda de actividades que aunque siempre estuvieran pensadas y habladas, nunca concretadas. Así, esta por un lado un grupo de ávidos lectores por la lucha de la literatura, siendo su centro de comandos una pizzería; por el otro, amigas, amigos, naturaleza, amor, lucha por este medio que somos nosotros;, micro y macro organismo por igual, somos los dos.

Por último, visita a mi mejor amiga, con el corazón tranquilo del que aprende a disfrutar de nuevo su soledad. Darse cuenta de un hermano futuro Oscar de la Academia, de una hermana que cada vez se vuelve más grande y de otra hermana que sorprende por su abundante teoría de la vida, pero su falta de práctica. Y después de todo, fotos de cuando posaba desnudo para revistas pornográficas infantiles, fotos de cuando vendía mi cuerpo, siendo mi pago sonrisas, abrazos, sol, piscinas, agua, y amor, mucho mucho amor. Era y sigo siendo, hermoso; la diferencia radica en que el hombre hermoso, cuando era bebé, se le llama bonito, ángel, luz, precioso con acento de maestra que ama a sus estudiantes. Poco a poco, las fotos me llevan al pasado y sonrió feliz. El simple hecho de que existan todavía simboliza un recuerdo que nunca murió. El recuerdo de un padre y su hijo, esperando su inevitable reunión.

miércoles, noviembre 08, 2006

Una buena charla y un presagio de sabiduría

Perfecto, simplemente perfecto; la perfección hasta se siente incompleta. Resumo mi sentimiento con presteza, ya cuando me doy cuenta que la lectura me había absorbido, como una diosa devorando a su fiel servidor, y que el tiempo había proseguido su paso tremendamente constante. Es tarden, sí, y mañana debo volver a mi jaula, que ya ni siquiera brillo tiene, repleta de excrementos de tedio y basura de estupidez; lo peor, se que la necesita por el momento mientras recobro mi aliento para salir a volar, libre de mi propia dependencia económica a una institución, que si el infierno existiera, sería uno de sus baluartes. Mis dedos se vuelven lentos y torpes, como los millares de errores que cometo demuestra, solo corregidos por la amable computadora, orgullosa como su dueño temporal, altiva y negándose muchas veces a admitir cualquier problema; solo por eso se nota una perfección irreal en mi escritura. Pero el cansancio hace que me desvié, hablaba de hoy, de la noche coronada por la hermosa de mi diosa personal de la luna. Aquella mujer que habría abandonado una reunión con emoción esperada, luego de parecer que la función sería nuevamente suspendida por falta de asistencia, se presento vestida de destellos de belleza sin palabras y aura sabia e inteligente. Temía antes, lo admito; el temor inherente de relacionarse con alguien tremendamente inteligente y decepcionarlo con charlas vanas. Pero de la mano de mi yo mayor, sabiduría, madurez, y frases y temas asombrosamente inteligentes provinieron de mis labios, sin aplicar más pensamientos en ellos que lo ocupado para vaciar el café delicioso en mi garganta. Yo mismo me asombré por tal muestra de mi propio Dios hablando; aún más, el rostro asombrado con destello de admiración talvez, me llenaba de felicidad. Si se me preguntará que pretendía hoy, diría que duermo feliz. Quedan salidas o invitaciones pendientes, lo sé, y disfruto su conocimiento; aún más, confío en que ocurrirán cuando el tiempo sea apropiado. Ahora, déjenme descansar, cumplí mi tarea diaria que hace poco me prometí, y con un cepillo de dientes suspendido en mis labios desde hace tiempo, apago mis dedos, mis ojos, mi mente. Dentro de poco, también la computadora. Pero que quede constancia; hoy estoy sumamente orgulloso de mí, de mí y de todos, feliz de haber obtenido recuerdo en el momento necesario. Eficiencia del universo, nada más, nada menos.

Nota de Pie de día: La humanidad somos nosotros en el espejo, una versión nuestra demacrada. Somos nosotros sin ojos, pues no vemos ya la injusticia y el odio del mundo; somos nosotros sin nariz, pues no olemos ya la putrefacción de la sociedad; somos nosotros sin boca, para apoyarnos y amarnos, sin labios con que besar al oprimido, ni voz ya para darle una palabra de aliento; somos nosotros sin oídos, sordos ya al clamor y la petición de un hombre que trata de crecer rodeado de arenas movedizas; somos nosotros sin tacto, pues no sabemos como reconfortar, como abrazar a nuestro prójimo, pues no sabemos ya el calor humano. Esos esos somos nosotros en el espejo, una humanidad que simplemente llora.

martes, noviembre 07, 2006

Un Padre, una invitación y una Plantada

Las cartas vuelan; las noticias tienden a ser eternas e inmutables por el tiempo. Así, la comunicación con mi padre antes perdido y ahora mucho más presente que muchos de mis hipócritas amigos, se vuelve diaria, buscando detrás de cada oración, la esencia detrás de telones, para conocernos más allá de la descripción de la percepción. Veo ahora fotos de un padre más maduro, de cuerpo y alma y de su esposa bruja como la llama el mismo, sonriendo a través del velo de la distancia. Y por primera vez, una idea es reconsiderada; busco los métodos para viajar, por un corto tiempo, para reunirme con mi padre y su familia, para poder abrazar esa imagen del espejo que es tan yo, como soy yo una imagen suya. Y como nada, me hace feliz el hecho del posible encuentro; nunca una mujer, sea amiga, amante o demases fuera de esposa, provocará en mí tanta ansia y expectativa que abrazar a mi padre. Después de todo, es un abrazo que lleva casi 10 años guardado en el closet, a veces en el cajón de la mierda, a veces en los recuerdos para regalar. Un abrazo digno de ser acompañado con bombitas de lágrimas y sonidos de amor. Ojala, en todo caso.

Y mientras una mujer me deja botado, aunque no literalmente, otra vuelve entre las nieblas del tiempo, una mujer con la que intercambie más de una conversación con propósitos excitantes y dudosos, una mujer con la que la cercanía excesiva era imposible, siendo yo el hombre comprometido que era. Pero ahora, talvez siguiendo un instinto maravilloso, nos hablamos nuevamente, pudiéndose escuchar con claridad una emoción sutil en el final de las oraciones, que superficialmente, buscaban la cercanía personal; ojala que el sabio de Adriano haya fallado al ver al amor y la pureza de alegría sencilla como mundos inhabitables por el hombre actual. En todo caso, las simples letras intercambiadas con la joven que mis ojos han admirado solo una vez, en una noche impregnada de olor a carro nuevo, fue suficiente para sobrellevar una plantada con una sonrisa, y posponerla talvez para un mañana incierto; no me quejo, la ausencia de visitas me permite bailar desnudo con música rock, y escribir sabiéndome lleno y contento, sin pensar y recordar cada gesto, palabra o acción realizada ante una acompañante, como es casi típico que mi alma procede a hacer automáticamente; buscar con ayuda de su maravillosa empatía el sentimiento de los otros se ha vuelto en un hobby más. Ya se me cierran los ojos, y aunque no he escrito nada que mueva mi espirítu, si leo la cuota diaria y la excedo con ánimos; no me queda de otra, soy un lector amante y apasionado. ¿Será por eso que mi grandeza es ya inevitable?

lunes, noviembre 06, 2006

Poco a poco, la sociedad se reune

Más y más correos llegan ahora; el regreso de mi familia de sangre. Por un lado, mi padre contándome su vida plagada de mierda y felicidad y preguntando por la mía, respuesta que se volvió extensa, y aún así sumamente incompleta. Como diría él, la esencia esta entretelones. Y por el otro lado, un hermano de hace años, loco, sincero, gracioso y personaje, aquel con quien íbamos a la playa simplemente a ser felices. Y cosa curiosa, como en algún momento ya adivinaba, mi insigne padre pretende soñar en las aventuras de su hijo perdido, y llevado por una ilusión bastante increíble, me pregunto por mis medios para viajar fuera de este país que amo y necesito por ahora. OH Rafa, en el momento en que me pidas volver, si es esa tu intención, te encontrarás con un “Váyase a la mierda” plagado de humor y amor, pero aún así, impregnado de verdad.

Listo. Toda esta listo. Cumplí mi promesa y terminé de detallar los pequeños asuntos pendientes para una salida que se volvió simplemente visita; ahora aquella mujer vendrá a mi casa, a mi santuario, con toda mi previo autorización, primero a leerme y criticar, segundo para hablar, tercero para confiar juntos en que todo pasa por una razón. Varias veces ya la habría invitado en un pasado a compartir juntos alguna velada odiosa o memorable; en todas fui rechazado. Talvez el momento haya llegado, en que pueda considerarla como una valiosa amiga, sino como algo más. En todo caso, odio planear y matarme pensando en hecho futuros, y por ende, me retiro ya a dormir. A descansar con la idea de ella viniendo mañana y de otra amiga con límite de dos semanas más; descansar con la idea de la familia que llevó tiempos sin ver, todo por dinero que no tengo para buses, pero sí para comida y uno que otro capricho. Pero ya es tarde, y del dinero es lo menos que quiero pensar. Después de todo, YO SOY ABUNDANCIA Y PROSPERIDAD.

domingo, noviembre 05, 2006

Camino a mis sueños.

Que delicioso es dormir sabiendo que no hay hora fija para levantarse; abrir los ojos a las cinco de la mañana y darse cuenta de la estupidez del hábito en el cuerpo, y poder deleitarse en cobijarse con fuerza y reírse del sol que siempre debe trabajar temprano. Aún más, el poder contemplar la opción de quedarse así todo el día, sin temer un salario no pagado, una regañada imprevista, un despido inconveniente. Hermoso, simplemente hermoso.

Día japonés, acompañado de un hermano grande y gracioso; día que entre más pasaba, más aburrido se volvía. Por ende, el regreso era inevitable, y verse en un bus regreso a casa era lo más obvio; aún así, empiezo a caminar el sendero que me llevará a cumplir unos de mis sueños: Visitar Japón. Y después de las averiguaciones, me prometo algo; cueste como cueste, voy a aprender japonés. Como recordatorio de promesa hay palabras escritas en tan fabuloso idioma rodeándome en libros y puertas, susurrándome frases ancestrales. El futuro me depara la grandeza, y la erudición quien sabe, pero sea como sea, el aprender el idioma del país que tan adentro de mi corazón se encuentra, es ya una felicidad per se.

Al irnos, en un principio, pensé y creí que viajaría con mi familia, para volver a repetir escenas de ayer, cuando jugaba con mis hermanas, abrazaba a mi casi mamá pero 100% amiga, veía una serie que movió mis entrañas; la serie del hombre que conociendo el mundo, muere y escoge volver, volver a vivir, a amar, a llorar y quejarse cuando quisiera. Imagine en su momento que yo habría hecho lo mismo: pedir más tiempo, regresar a la vida, una oportunidad más para, talvez, recordar la receta del amor. Y por eso, viéndome en ese personaje hermoso, hombre guapa y sublime, ideal de los brazos que quisiera me abrazaran, lloré y me llené de una paz enorme, viendo la luna con su cara de enojada en un cielo claro coronado por las luces navideñas de la ciudad. Dios, me alejo del tema, jeje. Pude ir con mi familia, pero preferí estar solo en mi apartamento, para escribir o pasar los últimos vestigios de un Simón poético y enamorado, para leer una o dos historias, y para compartir con esas cocineras amables y sonrientes, mientras saboreaba una de sus tantos maravillosos platillos. Un casi orgasmo en la silla de una soda, simplemente épico

Y por último, casi como nota al pie de la página, una salida queda pendiente con la mujer, la que desde una fiesta de hace poco, me dejó impresionado por su belleza siempre constante, y su inteligencia siempre progresiva. Mañana definamos los detalles, hoy permanezcamos en las líneas básicas. Pensemos todavía sin mucho detalle en las futuras clases para hablar y escribir en un futuro viaje a mi país favorito, reflexionemos sobre la inmortalidad del cangrejo, soñemos sobre unos mensajes de texto y escenas del futuro de infinitas posibilidades. Una de ellas será la que escoja, y como siempre, siendo ya como mi slogan personal, confío. Simplemente y como siempre.

sábado, noviembre 04, 2006

La Familia se reune, a la sombra de la alegría

Día simple; día alegre. La limpieza sigue siendo mi fuerte, y ahora, sin tener a aquellos hijos que con sus patitas marcaban sus propios caminos, pude abrir puertas y ventanas y recibir el calor y luz de ese maravilloso sol que coronaba la tierra del cielo, esperando simplemente a su amante escondida en las penumbras de la noche. Y se los digo, es simple. Limpie como si mi vida dependiera de ello, lave, cocine, disfrutando de mi faceta de ama de casa, esa que digan lo que digan, amo tanto.

Y llegó otra misiva a mi casa cibernética de Yahoo, un correo que acarreaba la explicación de un padre perdido. No sorprendió mucho; casi todos los hechos ya los sabía. Presentía la razón de su partida, y no me equivoqué en un solo hecho. Describió suficientes cosas que al ser leídas, movieron los estambres de la memoria oculta, y así me vi en mi secuestro, dichoso y divertido secuestro, en un vecindario con piscina que nunca usé, un apartamento con toboganes y un carro eléctrico usado por obras maquiavélicas a uno de los vecinos, reuniones de hermanos, abrazos, y un videojuego que marco para mí el final del todo. Aún así, no recuerdo su rostro, pues es como una figura en blanco, una sombra a mi lado que solo sostiene mi mano; trato y trato y nada, no recuerdo a mi propio padre. Pero realmente no me preocupo, confío en la eficiencia del universo y sé entonces que no será esto ningún impedimento. Pensemos seriamente: Como no haber olvidado el rostro de esa persona que se rechazo su existencia desde una niñez manipulada y adolorida? Es obvio y por eso no me reclamo nada. A quien si podría descargar mi furia de niño usado sería fácilmente a mi progenitora, como dignamente la llamo mi otro progenitor, pero realmente, estoy cansado; cansado de peleas, de preocupaciones, de puñaladas en la espalda, frente y costados. El pasado no existe, ni aún el futuro; uno está teñido de culpas, el otro de temores. Y mira vos… No creo en nada de esas cosillas. Dejemos todos estos rollos en paz y enfoquémonos en un simple hecho: Después de tanto tiempo, vuelvo a tener papá y mamá. Y ellos vuelven a tener a su hijo, maduro como nadie, independiente como todos, feliz y poderoso, igual que un Dios.

Y por fin mis amigos, el descubrimiento real de porqué me dolía todos estos problemas miniaturas con la Mahatma, soluciono todo de raíz. Ahora sí, ahora sí la puedo ver como mi mejor amiga, y sino, como mi hermana. Realmente, donde antes había ambivalencia entre novia y hermana, ahora lo hay entre mejor amiga y hermana. Pues está la mujer a la que puedo contar mis cosas, la que me da consejos, la que tiene una sonrisa siempre; y está la otra, sonriente también, juguetona, graciosa, simplemente una bella e inteligente hermana menor. Y como ambas presentaciones, la cuidaré hasta con mi vida si es necesario, y la protegeré hasta de ella misma si es necesario. No creo que me de el lado sobre protector, pero quien sabe? Jeje. Ah, vamos, dejemos un rato las bromas por un lado de la calle. Realmente, si tanto a ella como a su hermana, las quiero mucho mucho como hermanas, a ella la quiero infinito como mi mejor amiga, y eso mis amigos, es mucho amor, aún si todavía no sé la receta. Muchos ingredientes de amor entonces, esperando que recuerde como juntarlos en el platillo culinario, espiritual, moral, físico, natural, sobrenatural, y mental por excelencia.

viernes, noviembre 03, 2006

El amor como una obra maestra culinaria. Dulce Analogía

¿Por donde comenzar a contar los miles de hechos de hoy? ¿Por donde iniciar el laberinto de palabras, pensamientos y acciones de las que tanto estoy orgulloso hoy? Bueno, obviando el hecho de que el tiempo es un simple artilugio irreal, usemos sus mismos ilusorios servicios y sigamos una cronología diaria. Al final, cuantos hombres grandes y mujeres magníficas han hecho lo mismo ya? Tonces, caminemos un rato con ellos, nada se pierde.

Ni me detengo ya a contar, por mas palabras floridas o imaginación grandiosa, mis horas en el trabajo; nada cambia, con la gata amarilla siempre con el juego del gato y el ratón, donde los papeles se intercambian maravillosamente, una dentista ausente con la que espero seriamente volver a hablar, unos cuantos malentendidos, un jefe enojado, un jefe idiota, un jefe superficial, y todos ellos, siendo el mismo. Pero pude escapar corriendo por la puerta de la justificación médica, y así, dejé atrás muy antes de tiempo, aquellos clientes de un país tonto, una sociedad estúpida, y unos cuantos de sus ciudadanos reflejos dignos de su territorio. Sí, la dejé atrás, pero no con todo el placer que podría acompañarme. Tenía una cita, con el T.A.C(Tratamiento Astuto del Calvario), y lo peor talvez o mejor, era indiferente en el momento, iba acompañado; acompañada por la muy conocida protagonista de muchas de mis palabras y recuerdos en este escrito mental. Por fin, la cita dichosamente fue cancelada, y en un destello de rebeldía, me rehusé a repetir el procedimiento. Si he de morir por algo en la cabeza, listo; de todas formas hubiera rehusado una operación. Por lo tanto, de ahora en adelante, y lo afirmo con todas mis fuerzas, ya estoy bien, genial y mi cerebro es un dichoso manantial de perfección. Pero estar con esa maravillosa mujer se probo todavía difícil, y luego de abandonar por temor varias posibilidades del diálogo, expuse mis sentimientos en un bus ruidoso, donde sabía no poder escuchar todavía todo lo que me podrían decir; sí, un total cobarde, lo sé, o por lo menos, precavido hasta decir basta. Pero un ligero cambio se noto en el ambiente, y de la nada, una conversación remedio todo; una divina conversación.

Piensen en el amor como una obra maestra culinaria; una obra maestra que necesita de dos componentes esenciales: Los ingredientes y la receta. Ahora, luego de hacer 24 de aquellas afirmaciones en que debía escribir como todas las mujeres me amaban, me aceptaban y se interesaban por mí, y de tener como respuestas a todas las afirmaciones culpas, odios, injusticias, estupideces siendo todas achacadas a mí, una respuesta diferente surgió. Una que me eximía de toda culpa, así como a todas las demás mujeres. Aun así, estar con la mujer fabulosa que es mi mejor amiga, dolió y no pude evitar sentirme como la mierda de días pasados; una mierda tirada al borde de la carretera. Y me refugie en la lectura, mientras todos los que me rodean desaparecían en alguna película, o juego, o risas o amigos. Viajé al dichoso parque con el que he visto mis primeros abrazos, dos amores magnificados, un año nuevo fabuloso, juegos con un hermoso humano perro, el mismo parque que me ha amparado bajo la luz de la luna, yo tembloroso y feliz. Leí hasta que la noche se cernió de improviso, privándome de la luz necesaria para continuar mi lectura; obviamente, no recuerdo como activar en mis ojos el modo nocturno. Sin nada que hacer ya, pero sin ánimos de regresar todavía, decidí, retomando una actividad que no llevaba a cabo en mucho mucho tiempo, meditar, mirando primero las luces de la ciudad abajo, luego cerrando los ojos y sintiendo el frío helado recorriendo todo mi cuerpo. Poco a poco, una defensa extraña, pero reconfortante, me protegió del viento que azotaba mi cara y pecho, siendo el resto de mi cuerpo todavía víctima de sus designios. Y pregunté, por alguna acción directa de la intuición, si mi idea del amor estaba correcta; y la respuesta no se hice esperar. Una bella respuesta.

Entonces, el amor esta constituido de ingredientes y la receta; los ingredientes son sus cualidades, como el ser cariñoso, detallista, preocupado, atento, y demases, y la receta, y aquí llegamos al punto clave de mi respuesta a tantas afirmaciones, pues esta, yo no la sé. Desconozco la receta del amor, y me doy cuenta entonces que no estoy tan lejos de mi mejor amiga que no estaba para amar y lo admitió a tiempo; la diferencia es que entre ella y yo, por mis experiencias poseo ya varios ingredientes, sino muchos, que constituyen la base para el amor, y que yo ya estoy lanzado a la vida para buscar la receta, mientras ella va apenas por mi etapa pasada. Su mérito constituye en admitir lo que nadie hace; el ser humano no sabe amar. Confunde el platillo con los simples ingredientes, y en eso radica su magno error. Hasta que aprenda a amar, mis relaciones, como lo son las del resto de la humanidad, se constituirán en robarse energía y luchar una campaña sin sentido como el buen libro de la Profecía indicaba, una vez el hombre alcance la iluminación o el recuerdo de su divinidad y por lo tanto, de la receta del amor, sus relaciones serán un progreso constante y compartido, y no una carrera simple y estúpida. Y ahora, explico porque materializo que me rechacen. Pues es simple; busco el recuerdo de forma hambrienta de la misma forma que mi alma busca a sus similares. Quiero recordar ya, quiero evadir la cola en la que cae el común de la gente y volar por los aires mirándolos con compasión; sé que no soy parte de ellos, que recuerdo más, y por eso, no creo caer en las clasificaciones del resto de la plebe, siendo plebe mi pueblo., incluyéndome. Entonces, el universo me definió que si eso era lo que quería, perfecto, pero que luego no me quejará. Cada mujer que me deja, me señala que me falta por aprender, un recordatorio aparentemente cruel, pero que al fin y al cabo, escogí. Recordatorio que puedo dejar de convocar, buscando ahora otras nuevas formas de lograr el mismo objetivo. Pero en resumen, no sé amar, no lo recuerdo, y mientras tanto, estoy en aprendizaje. La humanidad apuesto que está casi toda igual, pero todavía no han despertado a la verdad. Yo sí, yo sí.
Eso fue lo que me dijo la divinidad en mí cuando medite en el parque; me confirmo que esto era así, y que por la misma razón, no debía sentirme mal. No era mi culpa, no la era de nadie, simplemente estaba recordando y los supuestos errores eran usuales. No es mi culpa, por más que el simple hecho de querer recordar, deseándolo de una forma casi voraz. Y finalizando la conversación, mi Dios me abrazo y me beso la cabeza y me dijo que todo estaba bien, sentí su tacto y su calor y todavía ahora me llena de alegría. Terminado todo, pude volver a aquel hogar, solo para, como confirmación de mi Dios que todo estaba bien, recibir la llamada de mis amigas de verdad que tanto extrañaba, para viajar inmediatamente a su reunión, y reír, abrazar, besar, cantar, discutir, y recibir una discreta echada de cuento, mientras miraba sonrisas conspiradores que no presagiaban nada malo; igual, nada paso, y esta perfecto pues mi intuición me indica que paso lo que tenía que pasar. Igual, el futuro es inmenso, infinito, y no tiene punto negar una posibilidad, por más improbable que nos parezca. Después de todo, y antes de irme, la conversación cumplió su prometido. Pude ver a mi amiga como tal, pues ya la imagen de mujer que amaba no aplicaba tanto, al darme cuenta que todavía no la he amado seriamente. Y pude recibir sus caricias y ser feliz, solo por ser de mi mejor amiga y no de mi ex novia. No crean, no dejo de pensar; talvez sea con ella que ame de verdad, después de mis posibles futuras experiencias. Talvez sea con ella que evolucione compartiendo y no competiendo. Pero ahora, realmente no importa. Estoy feliz; no es todos los días que se recibe el abrazo y beso de un Dios.

jueves, noviembre 02, 2006

Un doloroso renacer

Antes de pasar al lado deprimente del día de hoy, contemos el resto de los hechos, pues si no, se perderán en el olvido de mi mente extraña. Vuelvo a hablar con una figura paterna, figura que ha perseguido mis acciones y peleas por un buen tiempo ya; una figura ya perdonada. Puedo hablar con la ligereza de espíritu con que escribo este disque diario, y contarle como espero una respuesta de la desaparición de mi niñez; creo que ya la respuesta no se hace esperar y por ende, mi ansiedad crece. No es todos los días que se habla, o lee, a aquel padre que uno amo siendo niño y odio siendo adolescente; definitivamente, no todos los días.

Luego, mi espíritu jovial, charlatán y líder nato, sale a jugar en una reunión mínima, en donde la protección del macrocosmos en el que formamos parte fue el punto predominante. Fui alegre, sonriente, hermoso aún cuando nadie elogio mi apariencia, cosa que me dolería mas tarde, un arquetipo de algún dios. Todo estaba bien hasta que aquella mujer protagonista ya en mis memorias, estrecho sus manos en las mías; si antes fue la incomodidad la causante del dolor, ahora fue el deseo de estrechar sus manos y decirle que la amo, y darle un abrazo afectuoso y susurrarle lo mucho que la adoro, y aún más, el saber que ya no se puede. Primero fue esto, para luego pasar a analizar como en todas mis relaciones me abandonan, me dejan ir, al como las personas nunca me aman lo suficiente, siendo amigas, novias, etc, como para luchar por mí. Así me siento, como el hombre que no logra que lo amen más allá que su apariencia fuerte y preciosa, el hombre que siempre es rechazado. Y hablé con mi mejor amiga ahora, mi ex suegra, casi siempre mamá y siempre amiga incondicional. Lloré, me auto compadecí como creo merecer, me sentí el culpable de mi soledad; todo culminando en una tarea centenaria en que debo trabajar ahora, para describir el porque de mi obsesión a materializar mi abandono. Mucho trabajo. Ojala saquemos algo útil. Por hoy, déjenme trabajar y llorar.

miércoles, noviembre 01, 2006

El aniversario que nunca se ha dado

Día normal donde la risa parece un eco de aquella de hace días, semanas, meses. Todo es simplemente un reflejo. La risa con una doctora tímida, peleas con una gata dorada, una manzana verde envenenada, trabajo y más trabajo. Y regreso del cubil de la estupidez, del encierro del insensato, solo para ser absorbido por el cansancio, negando a mis manos escribir más que lo ya sacrificado; hago ya un esfuerzo desde el mundo del dormir. Igual, hoy nada o poco hay que contar más que lo ya descrito, hoy es de esos días que escojo ver como breves, para ahorrarme palabras y para estrechar mi cama caliente lo más pronto posible. Aún así, digo lo último. La última confesión del dormido.

6 meses; eso hubiéramos cumplido convirtiéndose en la primera vez que llegará hasta tan significada fecha. Pero como si una maldición se extendiera sobre mi vida romántica,, se corta el ciclo y ya contar no sirve para no, ahora los primeros de cada mes vuelven a ser nada, talvez, y solo talvez, exceptuando enero. Me arrepiento? No. Sufro? No. Simplemente el recuerdo me ataca, y un poco de melancolía es permitida, mientras mi mente se encarga, ya no de dormir, sino de pensar, que hace ella ahora? Se acordará de nuestro ex aniversario? Pensará en mí? Pero si algo me dice la experiencia, es que esperar una respuesta, o por lo menos una positiva, es esperar mucho de la vida. Hay cosas o circunstancias mucho mejores bajo la tutela del mundo y lo perfecto, pues ellos saben lo que hacen. Solo tenemos que confiar.