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Tira Ecol

sábado, noviembre 04, 2006

La Familia se reune, a la sombra de la alegría

Día simple; día alegre. La limpieza sigue siendo mi fuerte, y ahora, sin tener a aquellos hijos que con sus patitas marcaban sus propios caminos, pude abrir puertas y ventanas y recibir el calor y luz de ese maravilloso sol que coronaba la tierra del cielo, esperando simplemente a su amante escondida en las penumbras de la noche. Y se los digo, es simple. Limpie como si mi vida dependiera de ello, lave, cocine, disfrutando de mi faceta de ama de casa, esa que digan lo que digan, amo tanto.

Y llegó otra misiva a mi casa cibernética de Yahoo, un correo que acarreaba la explicación de un padre perdido. No sorprendió mucho; casi todos los hechos ya los sabía. Presentía la razón de su partida, y no me equivoqué en un solo hecho. Describió suficientes cosas que al ser leídas, movieron los estambres de la memoria oculta, y así me vi en mi secuestro, dichoso y divertido secuestro, en un vecindario con piscina que nunca usé, un apartamento con toboganes y un carro eléctrico usado por obras maquiavélicas a uno de los vecinos, reuniones de hermanos, abrazos, y un videojuego que marco para mí el final del todo. Aún así, no recuerdo su rostro, pues es como una figura en blanco, una sombra a mi lado que solo sostiene mi mano; trato y trato y nada, no recuerdo a mi propio padre. Pero realmente no me preocupo, confío en la eficiencia del universo y sé entonces que no será esto ningún impedimento. Pensemos seriamente: Como no haber olvidado el rostro de esa persona que se rechazo su existencia desde una niñez manipulada y adolorida? Es obvio y por eso no me reclamo nada. A quien si podría descargar mi furia de niño usado sería fácilmente a mi progenitora, como dignamente la llamo mi otro progenitor, pero realmente, estoy cansado; cansado de peleas, de preocupaciones, de puñaladas en la espalda, frente y costados. El pasado no existe, ni aún el futuro; uno está teñido de culpas, el otro de temores. Y mira vos… No creo en nada de esas cosillas. Dejemos todos estos rollos en paz y enfoquémonos en un simple hecho: Después de tanto tiempo, vuelvo a tener papá y mamá. Y ellos vuelven a tener a su hijo, maduro como nadie, independiente como todos, feliz y poderoso, igual que un Dios.

Y por fin mis amigos, el descubrimiento real de porqué me dolía todos estos problemas miniaturas con la Mahatma, soluciono todo de raíz. Ahora sí, ahora sí la puedo ver como mi mejor amiga, y sino, como mi hermana. Realmente, donde antes había ambivalencia entre novia y hermana, ahora lo hay entre mejor amiga y hermana. Pues está la mujer a la que puedo contar mis cosas, la que me da consejos, la que tiene una sonrisa siempre; y está la otra, sonriente también, juguetona, graciosa, simplemente una bella e inteligente hermana menor. Y como ambas presentaciones, la cuidaré hasta con mi vida si es necesario, y la protegeré hasta de ella misma si es necesario. No creo que me de el lado sobre protector, pero quien sabe? Jeje. Ah, vamos, dejemos un rato las bromas por un lado de la calle. Realmente, si tanto a ella como a su hermana, las quiero mucho mucho como hermanas, a ella la quiero infinito como mi mejor amiga, y eso mis amigos, es mucho amor, aún si todavía no sé la receta. Muchos ingredientes de amor entonces, esperando que recuerde como juntarlos en el platillo culinario, espiritual, moral, físico, natural, sobrenatural, y mental por excelencia.

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