TiraEcol

Tira Ecol

domingo, noviembre 19, 2006

Discreción amorosa

La saga continúa; luego de dormir en casa ajena, bañándome en mi casa, vuelvo a mi hogar. Vuelvo porque he dejado el recuerdo de cómo ver bien por simple estética y necesito de mis anteojos, tanto físicos como del alma; vuelvo porque después de una semana de soledad, ansío desesperadamente la compañía. Como, cuido el hogar abandonado en espera de un posible, mientras veía una hermosa película que me hace creer otra vez en el amor, llegando todo hasta las lágrimas. Pienso en cuantas personas han recobrado el recuerdo de la receta del amor y fueron felices; es casi lógico que si uno topa con la suerte de saber el platillo del amor con todo incluido y encontrar una persona en iguales condiciones y se ejerza una atracción, se desee vivir para toda la vida con ese ente.

No hablo de la creencia de la media naranja ni nada, sino el hecho de que relacionarse con alguien que posea igual recuerdo del amor, permite una relación libre y hermosa, en donde en lugar de robos de energía, solo hay progreso unido; las parejas que pasan años de años juntos y todavía se siguen amando, besando, abrazando, y haciendo el amor son un ejemplo de tal situación. Pienso en lo feliz del acontecimiento, de estresar entre unos brazos conocedores una persona igual de sabia y divina. Por eso lloro; anhelo tal sentimiento y sé que me falta mucho. En todo caso, uno disfruta las películas porque todo pasa rápido, 15 años son unos minutos de introducción, y una espera de décadas se vuelve una escena; la vida no se diferencia tanto; nuestra sangre es simple salsa de tomate, como diría un maestro, y nuestra vida una simple representación en el día de escuela de nuestras vidas. Por eso, me permito sonreír al final; lo que me separa del momento amoroso cumbre de mi vida es eso, un simple parpadeo.

También, y siguiendo la temática del amor, me permito unos cuantos momentos en que vuelvo a ver a una mujer, con ojos de amistad pero con un fondo de amor en el corazón. Trato de no dejarlo salir, ni en sonrisas, ni en destellos de mis ojos, ni en una voz cálida. Trato de que no se note; no busco engañar tampoco, simplemente ser discreto. Lucho, sigo luchando, contra mares de recuerdos y sentimientos, luchando por buscar el camino. En todo caso, confío en una débil intuición femenina que nada diga de cualquier desliz de mi parte; lo mejor, aún si esta reconociera una palabra de amor entre tantas, lo ignoraría y lo dejaría pasar. Pero al final del día, reflexionó: ¿Querré todavía una persona definida para estrenar mi platillo del amor una vez lo tenga?

No hay comentarios.: