TiraEcol

Tira Ecol

miércoles, noviembre 08, 2006

Una buena charla y un presagio de sabiduría

Perfecto, simplemente perfecto; la perfección hasta se siente incompleta. Resumo mi sentimiento con presteza, ya cuando me doy cuenta que la lectura me había absorbido, como una diosa devorando a su fiel servidor, y que el tiempo había proseguido su paso tremendamente constante. Es tarden, sí, y mañana debo volver a mi jaula, que ya ni siquiera brillo tiene, repleta de excrementos de tedio y basura de estupidez; lo peor, se que la necesita por el momento mientras recobro mi aliento para salir a volar, libre de mi propia dependencia económica a una institución, que si el infierno existiera, sería uno de sus baluartes. Mis dedos se vuelven lentos y torpes, como los millares de errores que cometo demuestra, solo corregidos por la amable computadora, orgullosa como su dueño temporal, altiva y negándose muchas veces a admitir cualquier problema; solo por eso se nota una perfección irreal en mi escritura. Pero el cansancio hace que me desvié, hablaba de hoy, de la noche coronada por la hermosa de mi diosa personal de la luna. Aquella mujer que habría abandonado una reunión con emoción esperada, luego de parecer que la función sería nuevamente suspendida por falta de asistencia, se presento vestida de destellos de belleza sin palabras y aura sabia e inteligente. Temía antes, lo admito; el temor inherente de relacionarse con alguien tremendamente inteligente y decepcionarlo con charlas vanas. Pero de la mano de mi yo mayor, sabiduría, madurez, y frases y temas asombrosamente inteligentes provinieron de mis labios, sin aplicar más pensamientos en ellos que lo ocupado para vaciar el café delicioso en mi garganta. Yo mismo me asombré por tal muestra de mi propio Dios hablando; aún más, el rostro asombrado con destello de admiración talvez, me llenaba de felicidad. Si se me preguntará que pretendía hoy, diría que duermo feliz. Quedan salidas o invitaciones pendientes, lo sé, y disfruto su conocimiento; aún más, confío en que ocurrirán cuando el tiempo sea apropiado. Ahora, déjenme descansar, cumplí mi tarea diaria que hace poco me prometí, y con un cepillo de dientes suspendido en mis labios desde hace tiempo, apago mis dedos, mis ojos, mi mente. Dentro de poco, también la computadora. Pero que quede constancia; hoy estoy sumamente orgulloso de mí, de mí y de todos, feliz de haber obtenido recuerdo en el momento necesario. Eficiencia del universo, nada más, nada menos.

Nota de Pie de día: La humanidad somos nosotros en el espejo, una versión nuestra demacrada. Somos nosotros sin ojos, pues no vemos ya la injusticia y el odio del mundo; somos nosotros sin nariz, pues no olemos ya la putrefacción de la sociedad; somos nosotros sin boca, para apoyarnos y amarnos, sin labios con que besar al oprimido, ni voz ya para darle una palabra de aliento; somos nosotros sin oídos, sordos ya al clamor y la petición de un hombre que trata de crecer rodeado de arenas movedizas; somos nosotros sin tacto, pues no sabemos como reconfortar, como abrazar a nuestro prójimo, pues no sabemos ya el calor humano. Esos esos somos nosotros en el espejo, una humanidad que simplemente llora.

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