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Tira Ecol

jueves, noviembre 09, 2006

La eficiencia de Dios y el Yo Mayor que se oculta en los pliegos de la piel

He descubierto algo aún más eficiente que el tarot.com. Mi Yo Mayor. Pues luego de tener una conversación similar a la que me sacó de mi depresión amorosa, ultimo capítulo por el momento de mi vida amorosa, y suplicándole algo para pasar mi día feliz, materializo a una mujer que no se suponía que habría de ver nunca más, o por lo menos, no tan recientemente. Una mujer con la que, a pesar de saberla comprometida, es casa inevitable jugar con de esas echadas de cuento que se traducen en palabras sutiles y miradas veladas por la oscuridad de la noche. Y sorpresa la mía. Nos seguiremos viendo, todas las mañanas, nuevamente yo admirándola como una escultura ancestral y majestuosa, con lentes de contacto y su ropaje odontológico. Por eso, ahora hablo con él a menudo, con mi Dios adentro, con ese Simón con sus chakras despejados, y una sonrisa enorme que abarca todo su cuerpo y un aura de amor, amor puro. Él recuerda la receta del amor, y sé muy bien, me la enseñara cuando este listo. El maestro aparece cuando el alumno está listo.

También, no paran ahí sus maravillas. Creo haber notado otra predicción que se cumple al pie de la letra. Ahora, aquel hombre que era que se veía solo y vacío, y se sentía deprimido y no amado, ahora, ese mismo hombre, se le llena la agenda de actividades que aunque siempre estuvieran pensadas y habladas, nunca concretadas. Así, esta por un lado un grupo de ávidos lectores por la lucha de la literatura, siendo su centro de comandos una pizzería; por el otro, amigas, amigos, naturaleza, amor, lucha por este medio que somos nosotros;, micro y macro organismo por igual, somos los dos.

Por último, visita a mi mejor amiga, con el corazón tranquilo del que aprende a disfrutar de nuevo su soledad. Darse cuenta de un hermano futuro Oscar de la Academia, de una hermana que cada vez se vuelve más grande y de otra hermana que sorprende por su abundante teoría de la vida, pero su falta de práctica. Y después de todo, fotos de cuando posaba desnudo para revistas pornográficas infantiles, fotos de cuando vendía mi cuerpo, siendo mi pago sonrisas, abrazos, sol, piscinas, agua, y amor, mucho mucho amor. Era y sigo siendo, hermoso; la diferencia radica en que el hombre hermoso, cuando era bebé, se le llama bonito, ángel, luz, precioso con acento de maestra que ama a sus estudiantes. Poco a poco, las fotos me llevan al pasado y sonrió feliz. El simple hecho de que existan todavía simboliza un recuerdo que nunca murió. El recuerdo de un padre y su hijo, esperando su inevitable reunión.

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