TiraEcol

Tira Ecol

jueves, noviembre 02, 2006

Un doloroso renacer

Antes de pasar al lado deprimente del día de hoy, contemos el resto de los hechos, pues si no, se perderán en el olvido de mi mente extraña. Vuelvo a hablar con una figura paterna, figura que ha perseguido mis acciones y peleas por un buen tiempo ya; una figura ya perdonada. Puedo hablar con la ligereza de espíritu con que escribo este disque diario, y contarle como espero una respuesta de la desaparición de mi niñez; creo que ya la respuesta no se hace esperar y por ende, mi ansiedad crece. No es todos los días que se habla, o lee, a aquel padre que uno amo siendo niño y odio siendo adolescente; definitivamente, no todos los días.

Luego, mi espíritu jovial, charlatán y líder nato, sale a jugar en una reunión mínima, en donde la protección del macrocosmos en el que formamos parte fue el punto predominante. Fui alegre, sonriente, hermoso aún cuando nadie elogio mi apariencia, cosa que me dolería mas tarde, un arquetipo de algún dios. Todo estaba bien hasta que aquella mujer protagonista ya en mis memorias, estrecho sus manos en las mías; si antes fue la incomodidad la causante del dolor, ahora fue el deseo de estrechar sus manos y decirle que la amo, y darle un abrazo afectuoso y susurrarle lo mucho que la adoro, y aún más, el saber que ya no se puede. Primero fue esto, para luego pasar a analizar como en todas mis relaciones me abandonan, me dejan ir, al como las personas nunca me aman lo suficiente, siendo amigas, novias, etc, como para luchar por mí. Así me siento, como el hombre que no logra que lo amen más allá que su apariencia fuerte y preciosa, el hombre que siempre es rechazado. Y hablé con mi mejor amiga ahora, mi ex suegra, casi siempre mamá y siempre amiga incondicional. Lloré, me auto compadecí como creo merecer, me sentí el culpable de mi soledad; todo culminando en una tarea centenaria en que debo trabajar ahora, para describir el porque de mi obsesión a materializar mi abandono. Mucho trabajo. Ojala saquemos algo útil. Por hoy, déjenme trabajar y llorar.

No hay comentarios.: