TiraEcol

Tira Ecol

viernes, noviembre 17, 2006

Una mamada y un susto

Me dejaron mamando; eso lo define todo. Realmente, sigo sin saber si fue mi semi sordera temporal o la otra persona la que ocasiono que esperará sentado bajo el sol media hora, esperando un simple trayecto a mi trabajo; es suficiente saber que por una llamada, de mi parte por supuesto, me di cuenta que restaba camino que hacer. Corrí, sudé, miré, me enojé, sonreí, me cansé, y por fin, en un despliegue milagroso de mi Yo Mayor, llegué temprano a mi trabajo. Por dicha, porque una ausencia más hubiera significado…

Me entregaron una carta, una dichosa carta en donde en su momento solo pude leer: TERMINACIÓN DE CONTRATO. Luché, implacablemente en contra de las ausencias, notando un frío sudor en mi frente; en algún momento tendré que renunciar, y no ignoro que un despido no sería tampoco un inconveniente, pero más tarde, dentro de más tiempo. Un despido ahora significaría mi muerte y no se hasta que punto literal. Pero más tranquilo, pude leer bien, notando que era una última advertencia antes de la real y fatídica carta. Será cuestión de ponerle bonito estos meses que quedan, mamando todavía de la dulce teta del Call Center, esperando con calma mi aguinaldo ya gastado en mi próxima computadora, mientras no hable, y esperando mas con ansías y un poco de nervios, mis vacaciones, aquellas en las cuales, dependiendo de la eficiencia del universo, puedo volver a ver a mi padre. Por ahora, leo y leo en mi silla, in a daily basis. En eso consiste mi trabajo; dejar pasar el tiempo hasta que lo importante llegué.

Y por fin, después de semanas de silencio en que mostré mi preocupación, creo, pude hablar nuevamente con mi madre. Esté todavía bajo la influencia de una tercera persona que me siga odiando o siga desconfiando de mi nombre, parece que volverá al apartamento, asombrándose talvez por los cambios, por los carteles, por los graffitis, por la limpieza como siempre, por la réplica macabra y graciosa de mis dientes que cuida mi espalda. Y por el otro lado, aquella mujer que vino y se fue, llevándose mis cuentos en un pequeño cofre, me informa… que realmente no los ha leído. Harto lógico y comprensible; nunca fue una obligación que lo llegará a hacer realmente. En todo caso, me permití una recriminación leve y teñida de humor, recordando una invitación pendiente a un foro cinemática. Ahora, la bola está en su cancha, y depende de su magma decisión un paso a seguir, lo que a su vez me permite reclinarme en mi sillón y solo sonreír. Toda esta pasando ya, presente, pasado y futuro. YA.

No hay comentarios.: