TiraEcol

Tira Ecol

martes, octubre 07, 2008

Mini Crónica con Mini Cuento... Todo es mini menos el cansancio

"Hicé 500 correos hoy, comí pasta, compré comida, estuve con la persona que amo y soy feliz... ¿Qué mas querrían que hubiera hecho?" Simón, el un poco cansado.

Sí, sorprendentemente vamos bien con el cronograma de trabajo; quizás es la motivación de la semana anterior y de probarme que sí puedo trabajar todo eso sin estresarme mucho, pero últimamente sí quiero trabajar, aunque esté cansado con ganas de tirarme a la cama y no abrir los ojos hasta mañana a las cinco y media de la mañana para trabajar antes de recoger a Gaby, ir a pagar 80 mil colones del depósito del apartamento, alquilar películas, disfrutar, tal vez hacer cositas ricas y otros muchos etcs. Pero bueno... Igual ya terminé de trabajar y sigo conectado para hablar con Gaby, aunque sea sólo por el msn, y aunque no la pueda abrazar.

¿Si tengo energías para contar el día de hoy? No realmente... Creo que todo lo resume la línea introductoria de la cita textual de Simón, el un poco cansado. Pero si algo no lo dijo él, es que las clases del Curso de Redacción estuvieron divertidas, más porque Gaby y yo escribimos juntos el mini cuento de terror sobre la Negrita, estatua de la plaza de letras; de hecho, espero que apenas nos devuelvan el cuento, pueda postearlo acá para que lo lean. Pero todavía no ha llegado ese día... Jeje.

Pero sí les puedo poner aquí lo que era la tarea para hoy, una redacción sobre un acontecimiento importante. Combinando ficción, realidad, sueños y recuerdos creados, mi redacción explica porque me gusta tanto pasarme de casa, tomando en cuenta que realmente me voy a ir el Lunes; por así decirlo, habla de lo que siento y de lo que me hubiera gustado hubiera sido. Así que tomando en cuenta que estoy cansado, quiero dormir (o dedicarme más a hablar con Gaby por el momento), voy a hacer un copiar+pegar cerdo, para que lean mi tarea de redacción, el mini cuento "tan esperado"... ¡jeje!

¡Ciao!

El Simón de las Estepas
by Simón

Hace mucho tiempo, cuando era todavía pequeño y devoraba cuanto libro se me pusiera al frente, me topé con uno pequeño y viejo, con mil huellas en su frágil cuerpo: El Lobo Estepario de Hesse. Sí, reconozco que el libro en sí tiene mucho más que analizar, pero en ese momento, sólo me interesaba una imagen: un lobo, siempre moviéndose, cazando en solitario, abandonado por el tiempo y la sociedad; ahora que lo pienso, pueda ser que todo eso estuviera en mi cabeza todo el tiempo y no en el libro, como un germen de lo que luego llegaría a ser.

Ahora que hay cajas en la sala, cinta adhesiva pegada en los muebles y bolsas con ropa, recuerdo aquellos días como el nacimiento del nómada que he sido ya por mucho tiempo; mañana me pasó de apartamento nuevamente, como lo he estado haciendo una y otra vez desde el día que la casa donde vivía dejó de ser hogar. Cierto es que tengo amigos, y que la sociedad me llama una y otra vez sin que yo le huya siempre, pero aquel lobo de mi imaginación infantil sigue conmigo, pidiéndome que viaje, que este en constante movimiento, que cace sin dejarme cazar. Mañana es sólo un paso más en mi propia estepa gigante y quizás infinita en donde puedo ser libre, mientras siga vivo.

Amo dormir en una casa cuando se sabe que uno la va a abandonar al día siguiente; es una sensación de nostalgia y deseo de aventura al mismo tiempo, que se vuelve en ansiedad y nerviosismo de querer saber y ver ya que va a pasar. Entre las cajas con los libros guardados, toda la ropa en bolsas selladas y toda una cocina en miniatura oculta entre cables, sólo algo dejó afuera y a mi lado: El mismo libro del Lobo Estepario. Supongo que tenerlo entre las cobijas es tener a mi infancia protegida mientras la estepa y la incertidumbre crecen; incertidumbre de saber si me irá bien en el nuevo apartamento, de saber si podré estar bien siempre, de si nada grave pasará, o simplemente, de sí habrán más cucarachas allá de las que hay aquí (odio las cucarachas sobre todas las cosas).

¿Que hubiera pasado si Simón, hace muchos años, no hubiera leído a Hesse, y no hubiera soñado con una estepa en donde correr y ser un nómada? ¿Sería ahora el mismo Simón que ha vivido en por lo menos 5 o 6 lugares estos últimos dos años? O aún más, ¿sería un Simón que disfruta de la adrenalina que se siente empacando y aventurándose a un futuro siempre cada vez más incierto? Tal vez, quien sabe... Lo que sé es lo que soy ahora, no lo que pude haber sido. Sé que aunque para muchos pasarse de apartamento, casa, oficina, escuela, universidad y otras muchas cosas es un acto mecánico, sin sentimientos y sin sentido alguno, para mí es sentir en las venas el sentimiento de estar vivo y listo para cualquier cosa que pueda ponerse al frente; es tomar impulso, gruñir un poco y correr dejando al mundo atrás, con sus problemas y sus estupideces. Es convertirme en un lobo completo, que ama la compañía que lo hace feliz, que es más rápido que cualquiera y que tiene tantas marcas y cicatrices entre el pelaje, que se siente, sólo a veces, como un héroe de sí mismo.

Suena, desde alguna parte, un extraño gallo electrónico, alarma de alguien que debe estar levantándose para ir al trabajo. Y yo, desde mi cama/estepa, me estiro un poco, me levanto y guardo el libro todavía caliente en mi bulto. Es hora de ir partiendo.

No hay comentarios.: