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Tira Ecol

jueves, octubre 02, 2008

2x1: Porque hasta los posteos tenemos que ahorrar

Listo calisto, como diría Mefisto, el mayor menisco del bautismo propio del budismo; es hora de postear algo que valga la pena. ¡Jeje!



Porque la satisfacción de a poquitos siempre es mejor



Este es el primero de los dos temas que quería tocar en este posteo, a razón de que era lo que iba a escribir ayer si no hubiera sido que el cansancio no me dejó. Hay tantos tipos de satisfacción como hay tipos de desiluciones, y eso fue una constante ayer. ¿Pero a la larga, qué es realmente satisfacción y qué es realmente una desilución?

Ayer fui a ver el apartamento que quedaba originalmente a 300 metros de las instalaciones deportivas de la U; después, en la caminada y las llamadas, despueś de la comida de musmani y darnos cuenta que Sarita va a nadar también, nos dimos cuenta que eran casi 800 metros para llegar a la casa. Y así es como nos fue: la señora, Doña Cecilia, parecía buena gente, vendiendo su apartamento con la mejor de las sonrisas y tratando de ocultar con risas tímidas la suciedad del lugar; el apartamento, precioso, tenía dos cuartos bastantes grandes, una salita aún más gigante, un baño con puertas de hierro (muy importante que no fueran cortinas que se podren), un desayunador bonito y una cocina espaciosa; el barrio, cómodo, cerca de Sabanilla, Guadalupe y San Pedro, si lo vemos como un pasito pequeño por el camino que pasa por el planetario. Hasta ahí, perfecto.

Pero empezaron los cambios, tipo los 300 metros que se volvieron 800. El apartamento, primero, ya no costaba 140 mil colones sino 160, sumándole los 7 mil colones extras del internet. Y aún más, había que pagar la línea básica de telefóno que tenía el apartamento, aún cuando no se necesitará. Fue tremenda sorpresa, sí, también darme cuenta que la lavandería más cercana, para poder lavar la ropa, quedaba a 800 metros (justo por la musmani) y que tendría que caminar bastante con la ropa a cuestas. ¿Y ahora qué?

Pues escuché los consejos de Gaby, que como siempre, tenían razón. Es cierto que ese costo de de 40 mil colones más (con respecto a lo que pagaría si me quedo aquí), podría joderme tarde o temprano porque tendría que sacar 10 mil colones más por semana para pagar el alquiler. Y es cierto también que aunque ahorita puedo hacer 3000 relativamente fácil (llevo 1300 ahora, o sea, vamos en buen camino), cuando entre a la Judas Tadeo el próximo año podría perder mucho más tiempo que las 2 horas que me quita ya el Curso de Redacción de la U, lo que podría terminar estresándome bastante con el trabajo que de fijo tendría que hacer... E igual, el apartamento lo quiere otra persona que tal vez se pasé en estos días, y no el 13, que es cuando yo me puedo pasar, razón por la cual igual podría terminar sin nada. Ahora sólo podría esperar.

Esperar porque la verdad si estoy pensando en pasarme. Sí, es más caro, es más complicado, nada comparado con la comodidad de tener este apartamento. Pero a la larga, ¿no me estoy yendo precisamente para escapar de esa misma comodidad, como lo he hecho en todas mis pasadas? Así que si de repente el apartamento queda disponible, veré como hago y lo intento; si lo alquilan, pues igual sigo buscando por más apartamentos, tomando en cuenta que estamos a T-11 días para conseguir uno... ¡Sí se puede, sí se puede!

Ahora estamos a la espera. A la espera de buscar satisfacción. Porque a pesar de que la satisfacción a veces puede ser negada, injustamente como siempre, se puede creer en la posibilidad de una segunda oportunidad para intentarlo de nuevo y tratar de satisfacer o ser satisfecho. Porque todos merecemos una segunda oportunidad... por lo menos una vez, jeje.



Porque el Punto y coma (;) para mi es tan importante...



Sí, soy un vicioso del punto y coma y de eso va a hablar la segunda parte del posteo, faltando ahora media hora para empezar a trabajar; desde que lo leí repetidas veces (pero usado magistralmente) en el libro de La Última Tentación de Cristo, estoy enamorado de él; la facilidad de expresarse con un punto y coma es soberbia, si se comprendo en líneas básicas donde usarlo bien, jeje.

Esto podría ser un posteo largo, muy filológico, pero yo no soy reamente un filólogo y mucho menos uno español. Así que sólo quería lanzar un grito por los aires y decir...

¡Amo el Punto y Coma!
(Podrá ser un posteo largo, pero realmente quiero dormir un ratito; hasta las putas merecemos descanso)

Y para demostrar la importancia de todos los signos de puntuación, absolutamente todos, les presento, gracias a la suprema inteligencia y memoria de Gaby, la historia del poema y las tres hermosas muchachas.

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Tres hermanas casaderas, Soledad, Julia e Irene, conocieron a un joven y apuesto caballero, licenciado en letras y las tres se enamoraron de él. Pero el caballero no se atrevía a decir de cuál de las tres hermanas estaba enamorado. Como no se declaraba a ninguna, las tres hermanas le rogaron que dijera claramente a cuál de las tres amaba. El joven caballero escribió en un poema sus sentimientos, aunque "olvidó" consignar los signos de puntuación, y pidió a las tres hermanas que cada una de ellas añadiese los signos de puntuación que considerase oportunos. La décima era la siguiente:

Tres bellas, ¡quÉ bellas son!

(Citado por Roberto Vilches Acuña en "Curiosidades literarias y malabarismos de la lengua". Editorial Nascimiento. Santiago de Chile, 1955)

Tres bellas que bellas son
me han exigido las tres
que diga de ellas cual es
la que ama mi corazón
si obedecer es razón
digo que amo a Soledad
no a Julia cuya bondad
persona humana no tiene
no aspira mi amor a Irene
que no es poca su beldad

Soledad leyó la carta:

Tres bellas, ¡qué bellas son!,
me han exigido las tres
que diga de ellas cuál es
la que ama mi corazón.
Si obedecer es razón,
digo que amo a Soledad;
no a Julia, cuya bondad
persona humana no tiene;
no aspira mi amor a Irene,
que no es poca su beldad.
Julia en cambio:

Tres bellas, ¡qué bellas son!,
me han exigido las tres
que diga de ellas cuál es
la que ama mi corazón.
Si obedecer es razón,
¿Digo que amo a Soledad?
No. A Julia, cuya bondad
persona humana no tiene.
No aspira mi amor a Irene,
que no es poca su beldad.
Dijo Irene:

Tres bellas, ¡qué bellas son!,
me han exigido las tres
que diga de ellas cuál es
la que ama mi corazón.
Si obedecer es razón,
¿Digo que amo a Soledad?
No. ¿A Julia, cuya bondad
persona humana no tiene?
No. Aspira mi amor a Irene,
que no es poca su beldad.

Así pues persistía la duda, por lo que tuvieron que rogar de nuevo al joven que les desvelara quién era la dueña de su corazón. Cuando recibieron de nuevo el poema del caballero con los signos de puntuación las tres se sorprendieron:

Tres bellas, ¡qué bellas son!,
me han exigido las tres
que diga de ellas cuál es
la que ama mi corazón.
Si obedecer es razón,
¿Digo que amo a Soledad?
No. ¿A Julia, cuya bondad
persona humana no tiene?
No. ¿Aspira mi amor a Irene?
¡Qué!... ¡No!... Es poca su beldad.

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