TiraEcol

Tira Ecol

viernes, diciembre 22, 2006

YO: El ser humano Vil

Al principio, cuando dije que no escribiría durante todo el viaje, realmente imaginé que sería así; volvimos de Arenal el Lunes y logro escribir hasta el Viernes. ¿Extraño no? Pero tantas cosas han pasado, tantas lágrimas han sido derramadas y sufrimiento causado, tanto por mí como por otros, que una división ha de ser realizada: Durante el viaje, Después del Viaje, y Charla 1, 2 y 3. Empecemos pues.

Durante el Viaje
¡Hermoso lugar aquel en donde la comunión con la naturaleza era tan perfecta! Había campos verdes y montañas rodeando el rancho, como si buscarán protegerla de las ciudades de hombres; a tal punto llegaba la protección que nada se sabía de ellos. Comida deliciosa, risas, juegos, perdidas, meditaciones en las tablas de madera que coronaban un hermoso lago, madera que sería un maldito restaurante que le robaría la vibra al lugar; caminadas y carreras a caballos, manos rotas que todavía ahora están recuperándose, paseos a través de ríos, bosques y praderas con dos amigos que gritaban de la felicidad y el éxtasis, grito repetida por mi garganta; lecturas de poesía, un intento de representar a Ernesto y su fábula; un conflicto serio en una de las últimas noches, regañadas de toda una familia a sus dos hermanos menores, castigos y gritos de niños azotados por la mano de la consecuencia. Fracaso en detallar realmente que paso en total en el viaje, pues fue mucho más que esto; me dedico simplemente a describir lo básico; luego de mucho tiempo, en vez de odiarlas, amo las cámaras y que me retraten una y otra vez… ¿Qué fue lo que me ayudo en el cambio? Pero en todo caso, contemos que fue lo que paso la última noche, fatal y desgraciada noche.

Habíamos estado representando una obra en que yo, como fui casi todo el tiempo, era un gay. La pasamos bastante bien, jugando, discutiendo, y asustando a todos aquellos que no tenían ni la menor idea de que estaba pasando; era simplemente gracioso o verlos reír nerviosamente o quitar la mirada. Pero durante la obra en sí, empecé a notar la culminación de algo que había estado detrás de mí en todo el día; mi ex novia se daba el lujo de tratarme nuevamente como un novio, coqueteando ligeramente, mientras antes solo había sido hermana y nada más. Yo, estando todavía enamorado de ella, traté de evitar el juego lo más posible, aún cuando ya en la noche, después de la obra, había caído lo suficiente en sus redes. Y ahí fue cuando, estando ya un poco picado por un sentimiento de nostalgia y tristeza que no sabía porque me había picado, la vi coquetear con un hombre ya de veinte tantos, tirando a treinta, siendo esto también la culminación de un juego que habían realizado en todo el fin de semana, mientras a su vez, seguía coqueteando conmigo; me tomé mi cerveza de una, pedí otra y me fui a dormir en el campo abierto solo con una cobija como amiga, una cerveza como testigo y miles de bichos recorriendo mi cuerpo como mis confidentes. Así termino el viaje, con dolor y tristeza; es increíble como solo una acción puede arruinar todo un placer.

Después del Viaje
El viaje de regreso se realizo en la tarde, dándome tiempo en el mientras para jugar con mi hermano menor a cansarnos y retarnos, y para andar de aquí para allá, solo y todavía adolorido por el ayer. En el almuerzo, que con tantas ansías esperaba, ya que mi dolor me había prohibido el desayuno, vi nuevamente intercambios entre mi ex y ese hombre maduro, gracioso e inteligente; una versión mía talvez, pero mucho, mucho más avanzada. El caso es que me arruine entonces el almuerzo también, y presto a emborracharme con vino tinto, tomé copa tras copa en compañía de esos hermosos caballos que no volvería a ver por algún tiempo; veo en ellos seres inteligentes y fuertes de todo, talvez más aún que nosotros los seres humanos. Cuando ya montamos en el bus que nos alejaría del lugar querido, nos despedimos de todos, de los cocineros, del joven que conservo mi querido collar, de mi jacket que nunca apareció, de los dueños, de los perros, del aire mismo; el único que no vi fue precisamente al hombre que me hubiera dolido ver, más aún porque realmente no quería ver una despedida entre él y la mujer que, desafortunadamente, todavía ocupa mi corazón. Y así partimos, tristes algunos, deprimidos otros, pero todos reconociendo un gran cambio. El mío era uno de los mas molestos; ya no podía ver en aquella mujer ni siquiera a mi hermana, pues era mucho el sufrimiento cuando la veía. Una amiga menos.

Estuve serio todo el viaje, quitado de muestras de cariño de mi ex, rehusando la diversión que tanto retumbaba en mis oídos. Pronto llegamos a un descanso, en que sintiéndome como me sentía, me empecé a fumar un cigarro, mientras le explicaba a mi mama/amiga el porque de mi comportamiento arisco. Pero una vez que nos montamos otra vez, decidí que estar como estaba era una injusticia para todos, aún cuando empezaba a creer que la mujer de la olla se lo merecía. Por eso, junté todas mis energías, me puse la máscara de normalidad, y salí al campo de juego con mi mejor sonrisa, bromeando, jugando y riendo, aún cuando por dentro estaba muriéndome; por la cantidad de veces y la intensidad que he tenido que ser hipócrita en el pasado, me he terminado haciendo lamentablemente un experto en ello. Y así terminó el regreso, despidiéndome de todos y pidiéndome plata para reponer mientras tanto la pérdida de mi billetera justo antes del viaje y prometiendo que volvería al día siguiente. No quería, pero era mi familia y lo había prometido; además, tenía algo que decir. La Charla 1 estaba lista para ser sacada de la olla.

Charla 1
Era de noche, o creo. Había sido una noche espectacular; el que antes era solo mi hermano/amigo, lo percibí de pronto como realmente mi mejor amigo, y sumándole el hecho de que la mujer grandiosa que lo acompañaba y él habían por fin consumado su noviazgo, las risas, abrazos y felicitaciones no se hicieron esperar. Les compuse un poema, y mientras veía sus rostros alegres, no pude menos que sentirme inmensamente feliz; realmente lo iba a necesitar con lo que seguía. Había tomado por fin la resolución de hablar con mi ex para decirle mis impresiones del fin de semana, en cortas palabras, afirmando que había perdido sencillamente mi amistad, aún si había ganado una mucho mejor en el mismo viaje; uno de los que se vuelve uno de mis mejores amigos asintió a la vez la resolución. Salimos ambos tristes, y los brazos de mi mejor amigo y su novia estuvieron esperándome una vez la charla terminada, escuchando con paciencia y amor como exponía mis inseguridades y miedos. Pero nada se podía hacer, decía mi amigo, más que hablar con mi mamá/amiga. Cosa que hice, cosa que lloré.

Hablando con ella, solo me di cuenta que tenía razón… Ella había jugado conmigo, había jugado de ser más grande y me había herido, había sido una de sus peores personalidades. ¿El consejo? Verla desde el rencor, odiarla si era necesario, toda la vida si tenía que; me costo al principio asimilar la idea, la acepté, con más lágrimas y sollozos, dando rienda suelta a mi dolor y rencor. Ella no debía hacerle eso a alguien que la quería tanto, que la amaba como yo, y en palabras de su propia madre, se merecía comer mierda para aprender. Salí de ahí para solo llorar más fuerte en brazos de mis amigos, llanto que se extendía y se extendía, hasta que por fin las frases iracundas empezaron a sustituir a las lágrimas; al finalizar la noche, y con los ojos rojos, rompí con rabia el regalo que ella me había dado para cumpleaños y dormí tranquilo. Al día siguiente tenía que por fin recoger mi cédula y mi aguinaldo sería por fin visualizado, más una hermosa graduación. Pero eso, eso no fue hasta el día siguiente.

Me levanté tarde, y sin haber observado a la ex que me había herido, esperé con todas las ansías que hubiera visto su regalo destrozado, su esfuerzo inútil, y mi amistad irremediablemente perdida. Recogí mi cédula más tarde y me permití una mini-aguevazón al darme cuenta que mi aguinaldo sería mucho menos que lo esperado, por aquella maldita meningitis y su respectiva incapacidad. Pero la graduación de uno de los conocidos que por confidencias y apoyo se había terminado volviendo de mis mejores amigos estaba pronta de ser realizada, y sin perder tiempo en lamentos inútiles, corrí literalmente a su encuentro. Mi mejor amigo y su querida novia ya estaban ahí, y luego de comprar los regalos con el papel más infantil que encontramos, aplaudimos con ganas el título obtenido de ese que es para una Oso y para mí Osito; es también conveniente hacer notar lo aburrido que fue el acto en sí aparte de eso. El caso es que teniendo todos plata suficiente, decidimos celebrar con alcohol la graduación y terminamos comprando el nefasto tequila, lo suficiente para botar un caballo o unos cuantos jóvenes; me he dado cuenta que desde el fin de semana ese que me emborraché por primera vez en mucho tiempo, el alcohol empezó a ser una parte primordial de muchos de mis días, volviendo a ser talvez aquel joven que salía casi siempre, mucho antes de que muriera por 2 días; no me enorgullezco de ello, como tampoco lo lamento. Y luego de cinco tragos, creo, o seis - mi memoria me falla realmente - recibí una carta de mi ex cuando hablaba con mi hermana menor, pidiendo sinceramente perdón y expresando con comprensión el hecho de que posiblemente la odiaría para siempre. Al principio me negué de hablar conociendo la cantidad de todo en mi sangre, pero después de leer por segunda vez la carta, decidí que era la oportunidad para decir lo que pensaba; sentí realmente que lo correcto era no guardarme nada, y menos a ella; terrible error como me di cuenta.

Charla 2
El Tarot me había dicho algo hoy, lo mismo que curiosamente me terminarían diciendo en la noche, luego de que todo había pasado, luego de que todo el daño fuera hecho; hay una diferencia entre ser solo sincero, y ser sincero y efectivo… Parece, cosa que no sabía, que al ser sincero, uno puede hacerlo sin motivo o causa alguna, sin querer extraer un bien de lo sinceridad y sin medir las consecuencias, como se puede ser sincero y saber que decir en que momento, para extraer, para uno y los demás, el máximo provecho… No lo sabía, y por eso, fue solo sincero…

Podría repetir muchas palabras textuales de lo que terminé diciendo, pero a la larga, no es necesario; fui hiriente al máximo, degradante, rencoroso, odioso; usé todo lo que sabía de ella para infligir daño, recalcando una y otra vez en los puntos que sabía más dolorosos, convencido como estaba de que debía decir todo y con el máximo rencor, como me había dicho mi mamá/amiga el día anterior. Realmente, confieso que sin saber muy bien como actuar en este respecto, pues nunca me ha tocado ni he pretendido tratar algo desde el rencor, creí realmente andar en buen camino, aún cuando estaba realmente mamando. Luego se me dijo que tuve que haber hablado desde el amor… ¿Pero no era desde el rencor la vara?

El caso es que si el día anterior todos estaban de acuerdo con que ella se merecía comer mierda, esa noche todos se volcaron contra mí; realmente, creo haberlo merecido y aún más. Fui hijueputa, mucho más de lo que ella fue con su coquetería y demases, mas aún que ella lo hizo sin darse mucha cuenta de ello, y yo lo hice con toda la alevosía y ventaja. La había hecho comer mierda, y como solo un poco necesitaba para pagar su cuota, se me terminó devolviendo todo el restante… ¡Y que restante, Dios Mío! Esa noche me fui apenas pude, huyendo del dolor que había causado, convencido de que era yo el más malo de todas las películas, un hombre vil dominado por el odio y la estupidez… Un hombre que no merecía gran cosa. Lloré, pero estando en el que antes era mi hogar, pero cuando logré llegar a mi casa, solo pude dormir, realmente esperando no levantarme.

Pero si me levanté, aún cuando no tenía ganas de ni bañarme; me hubiera gustado quedarme todo el día en la cama, siendo el hombre miserable que soy. Pero tenía que ir a recoger mi cédula, mis anteojos e ir al hogar al que tantas desdichas he causado, para recoger mis pertenencias; había tomado la decisión de no volver, no era ella que había perdido mi amistad, sino yo la de ella; yo no merecía a su familia, y mucho menos a ella; por eso debía desaparecer y comer mierda. Me levanté tarde y empecé mis diligencias, siempre con un sentimiento de estupidez siguiendo mis pasos muy de cerca, al igual que el sentimiento de muerte, que solo el hecho de que sería peor para los que me rodean, lograba detener. Al principio quería simplemente llamar a mi ex hogar y pedir que me entregaran las pertenencias sin tener que entrar, pero dos teléfonos malos imposibilitaron esa tarea. Por fin, me encontré bajando del bus y caminando hasta el mismo hogar, el mismo parque, y el mismo cielo testigo de mi vileza y crueldad. Saludé rápido, desee con todo mi corazón feliz cumpleaños a uno de mis hermanos menores, pues sabía que para su celebración yo no estaría ya ahí, y comuniqué mi decisión a mi hermana menor. Ella solo lloró, haciéndome sentir aún más culpable por tantas lágrimas derramadas en mi nombre, viendo en mi partida algo talvez más permanente. Pero hablando con ella, me di cuenta que no podía irme sin hablar con la mujer que tanto daño había causado, pues sería primero cobardía, y luego inconstancia de mi propia filosofía de vida, y si ya la había cagado en grande, no tenía derecho para hacer más, Esperé… y esperé, hasta que por fin ella llegó, y habiendo recibido una petición para hablar con ella de parte de mi hermana menor, terminó aceptando luego de mucho pensarlo, y partimos juntos al mismo parque en que, estoy seguro, veo siempre las hojas cabizbajas cuando saben a que venimos ella y yo, tristes y agotadas de tanto conflicto. Y ahí empezó la Charla 3, y la última… Por el momento.

Charla 3
Si va a seguir denigrándome e insultándome… - Así empezó la conversación, y esas palabras nunca las voy a poder olvidar, viniendo de la persona que todavía amo… La insulté, la denigré, la rebajé y todo por mi vileza e ignorancia… Por jugar de ser más maduro, cuando realmente soy un maldito carajillo que se cree mayor porque vive solo y demases… NO SOY MÁS QUE UN CARAJILLO… Pedí perdón, admití mis errores, confesé que merecía que no me perdonará… Dije al final cosas que textualmente he escrito en el apartado anterior, que había perdido su amistad, que merecía odio y rencor, que merecía comer mierda… Y ella, ella solo demostró ser mucho más grande que yo, y me perdono, diciendo de paso que no me quería ver comer mierda… ¡MALDITO QUE SOY!

Entonces, luego de escucharla, le dije lo que sentía; yo no merezco su perdón, pues como diría Dumas en uno de sus personajes: “Creí que era yo el llamado a perdonar, aún cuando negaba su posibilidad, y ahora me siento indigno del perdón que ella tan sublimemente me ha dado”. Le dije eso, que no merecía su perdón y que me iba a ir por un tiempo, para comer mierda, para estar solo, porque no merecía nada bueno, solo pagar por mi actitud de “jugar de vivo”. Y aún así, ella se seguía dando el lujo de votar por mí, abogando que yo tiendo a comer mucha mierda cuando me alejo, y que temía que yo no volviera nunca más… Le aseguré que volvería en algún momento, aunque no supiera cuando; realmente me gusta, sin admitirlo, la idea de nunca más volver. Se podría decir que terminamos bien, caminando juntos sonrientes de nuevo a su hogar; de mi parte, por supuesto, llevaba simplemente una máscara. Cogí mi bulto, mis cosas, y dije adiós al hogar y sus ocupantes, pues aún ahora, no sé cuando volveré, si es que lo haré de verdad. Me merezco volverme un lobo estepario que no tenga a nadie, una isla de inhumanidad y negrura en el océano de la vida, un punto negro en medio de la pureza del blanco absoluto; eso me merezco y aún más.

Ahora, entiendan el porque llevó tanto sin escribir; era mucho y sigue siéndolo. Hoy hubo fiestas, primero de equipo, de amigos secretos, de volver a ver a la gata dorada con su esposo, de ver a mi mejor amigo y a su novia, de reír y todo, pero en medio de mi sentimiento, de lo negro que soy, le resto importancia a la felicidad y diversión. Si hay algo digno de mencionar hoy que no sea el pasado de días previos, es el hecho de que el universo me da una justificación para comer mierda; en la cena navideña, que creía no iba a ir, va a llegar el mismo hombre grande, bailarín y afable que tantas desdichas me provocó el fin de semana fatídico de Arenal… Talvez viéndolo a él y a la mujer que tanto dañe en la misma escena, las imágenes se sucedan con rapidez y mi sufrimiento sea realmente inevitable… Citando textualmente a esa mujer grande en su carta de perdón: “Deseo egoístamente que sea así”… Voy a sufrir y me lo voy a guardar, para no escuchar quejas, ni ver sufrimientos de terceras personas… Voy a sufrir con ellos, sin meterme en su familia, que deja de ser la mía… Voy a comer mierda este domingo, para luego volverme a perder… Talvez el temor de mi hermana y mi ex mejor amiga sea fundado… Talvez realmente no vuelva con ellos.

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