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Tira Ecol

jueves, diciembre 07, 2006

La U: Un sueño en proceso de cumplirse

Hoy es un día de gracia, de milagros, de sueños que se cumplen, de cosas grandes y dignas de fiestas. Por fin, luego de una espera de mucho tiempo en que mi fe trataba de no decaer, me entregan la nota que define si entraría con orgullo a la universidad de mis deseos o si tendría que llorar y desesperar; por supuesto, nunca contemple la última opción. ¡687! ¡Esa fue la nota! Siendo la máxima 800, destinada a doctores y otras carreras largas y caras, mi nota es bastante excelente, considerando el miedo que tuve en ese entonces, realizando ejercicios matemáticos que no me daban, doliéndome la cabeza por una llaga amorosa todavía abierta. Empiezo a llamar, primero a mi madre, que me promete por su lado una cena para festejar, por el otro a mi padre cercano, que orgulloso como tal, me llena de felicitaciones. Es esto el primer paso para cumplir mis sueños, faltando todavía detallar asuntos de matricula, dinero, materiales y horarios; al final, con suficiente fe y voluntad, nada es imposible. Por eso rió y bailo y canto, sin ser mi voz algo realmente agradable de escuchar cuando entono una canción; soy feliz, mucho, y eso me basta. Y con esta renovada emoción, planeo concluir el ciclo de visitas a mi familia, para por lo menos, realmente espero, recibir un abrazo y algún halago. Solo eso pido.

Por el otro lado, por fin termino de leer esa Ultima Tentación del amado Jesús; un final que todavía me deja callado y extasiado, un final digno de la grandeza literaria característica del libro desde el comienzo. Debo confesar que ya sabia el final, y que las mismas labras con que este exiliado griego concluye, hubieran sido las mismas si fuera yo el autor; la diferencia radica en esa distancia que se recorre antes del final, en que acontecimientos, desnudos, cogidas, felicidades, dichas, fiestas, hijos y la frase: “Todo, todo, todo no es mas que una ilusión”. Llegada esta frase, y ante la sorpresa de mis compañero, no pude parar de sonreír; reconozco en este magnifica escritor creencias similares a las mías. Como diría ayer, el libro verdaderamente bueno es el que realmente nos cambia; el cambio con este fue un amor elevado a la figura de Jesús, un amor fraternal, un amor de alumno y maestro a la vez. Y en la última palabra, dejo flotar una pregunta interesante. ¿Qué hubiera pasado si mi Jesús conociera este que termina siendo, por unos momentos, el maestro Lázaro?

Pero dejando los libros aparte, aun cuando reconozco el impacto de este Jesús que todavía cuela en mi memoria, me doy cuenta de un hecho interesante, que sin ser nuevo, se repite después de mucho tiempo. Aquella que fue en su momento la mujer que amaba sin admitir, luego la que se volví mi novia, para ser después por la que lloraba, y por ultimo, mi amiga del alma, ahora vuelve a uno de sus caracteres más usuales: La Hermana sumamente molesta. Sin haberla visto a la cara a esa hermana que su felicidad es molestar y escuchar las quejas de sus comportamientos rapaces e infantiles, la sorpresa me invade por unos cuantos segundos mientras sus uñas afiladas se hundían en mi carne; talvez sea mas decepción que sorpresa todo esto. En todo caso, me veo forzado a responder fuego con fuego y dolor con dolor, mientras me defiendo de una presencia que poco a poco acusaba de tornarse molesta; anteayer, a punto de dormir y cansado, trato de seguir una joda que a esas alturas yo no estaba a punto de tolerar. Y en las vísperas de mi cita de mañana – MALDITA CITA – a la cual ella estaba invitada a funcionar como mi sostén y compañía, me pregunto: ¿Quién me acompaña mañana, mi amiga o mi hermana? ¿Tendré que soportar bromas o reflexiones de un alma madura? ¿Encontrare en sus brazos un apoyo o dolor y molestias? Afortunadamente, tengo tiempo para pensar tales preguntas, no mucho, sino infinito, pues como sabemos, el tic tac del reloj es una simple ilusión, aun en los mejores relojes.

Y para el postre de hoy, empiezo a leer, volviendo al tema de letras y libros, un folletín de poesía; sorprendentemente, a pesar de ser un poeta novato pero bueno, aun cuando he cesado temporalmente de expresarme por tal medio si no es para una mujer o conquista o regalo amoroso, es el primer libro de poesía que recuerdo leer alguna vez. Este es de los poetas grandiosos, Neruda en este caso, con su espada de llamas, contándonos de un paraíso adánico, con la diferencia de que sus protagonistas, sus gustos y sus conflictos son diferentes, en una ligera medida. Pero en sus letras encuentro la misma felicidad, o talvez solo un poco menor, de mis propias palabras en los linderos de enamoramientos o decepciones, por lo que, sabiendo que tengo tiempo para vaguear en mi cultura, me prometo leer y leer sobre mas versos, tanto de amor como de conflictos etéreos; la poesía es la que habla el lenguaje de lo eterno, la que comprende y ve las cosas como son, la que es honesta, sincera y grandiosa; es el campo donde los dioses alados juegan a construir. Pues como diría yo en algún lugar, en algún momento: “La poseía puede ser realmente disfrutada en el tanto el ser humano como tal trasciende su mascara corporal y busca dentro de si su esencia divina; solo un Dios escribe, leer y disfruta en toda su magnificencia las letras del poeta”

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