TiraEcol

Tira Ecol

martes, diciembre 05, 2006

Un concurso y más incursiones en el mundo de letras

El día comienza sin haber salido todavía el sol; la mujer de perfil de lentes gigantes me había ya comunicado, contrariando un poco mis propias sonrisas, de que pasaría la noche con su amado y que hablar de la rutina cotidiana del cotilleo mañanero era simplemente un imposible. Por eso despierto mojado y con jabón en el pelo, para enfrentarme con un día que a todas luces sería igual que ayer, y muy posiblemente, a mañana; sueño solo en algún variante en el modo el universo, aunque una sola sonrisa fuera de lugar sería suficiente, claro está, dependiendo de que quien provenga. Tantas variantes en solo 24 hors, infinitas posibilidades para caer en la desdicha o en extasis supremos. Solo esperemos entonces, pues uno nunca sabe.

Pero, como todos estos días en que una empresa ya vendida y sin clientes me fuerza todavía a asistir, pagándome para llenar mi silla con mi trasero, las letras vienen a mi auxilio. Sigo leyendo sobre el Jesús que poco a poco vuelvo a amar, volviendo aquel sentimiento que creí ver morir en una noche de lunes hace muchos siglos; de la misma forma, todavía hay fragmentos de su vida que me llenan de indignación. Y mientras soy feliz con ese hombre que se reune con su amada, lleno de sabiduría y preocupaciones por una humanidad a la cual todavía no sabe si tratar con amor o con fuego, me debato por el otro lado por el lado romántico de esas dos mujeres que llego a amar como mis hermanas, sufriendo con sus desdichas, que como plato del día, salen baratas y de forma constante; así como sufro, odio a los causantes de tanto dolor. No dejo de leer con pasión esa sociedad de indirectas de adinerados cobardes que temen una confrontación seria y directa y que usan miles de artilugios malditos para hundir a sus enemigos; odio también esa desgraciada costumbre de arreglar matrimonios y amigos, todo por el bien de la reputación de esas familias que se creen las mejores. La lucha de Espartaco por la igualdad toca nuevamente la puerta, ahora en la forma de mujeres valientes, honestas y que no temen decir lo que sienten, una auxiliada por la razón y otra por su corazón adolorido. La humanidad todavía necesita esas heroínas y héroes para sobrellevar su agitada vida, prostituida a veces y violada otras.

Y terminando el día, y también este resumen, me informo sobre un nuevo concurso de cuentos. Sin pensarlo dos veces, escribo mi aportación, usando la historia del loco de Dante como modelo; una historia que raya en lo tenebroso, al mejor estilo de Poe. El premio jugoso, y la fama aún más, y con tales motivantes, me lleno de frenesí. Espero realmente ganar, o como diría mi buen hermano, ya gané. Pero usando ahora una computadora ajena, me veo forzado a no extender más este resumen de hoy. Solo diré que por fin se ha leído la historia de mi Jesús, para recibir de los más grandes elogios que como escritor, he tenido el placer de gozar. Por el otro lado, me proponen explorar el ámbito del teatro, escribiendo obras, o tratando por lo menos, para ser representadas por jóvenes que buscan la experiencia teatral. Y con tales objetivos, habrá mucho que contar en días venideros; por lo menos hoy, dejémoslo aquí.

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