Nota mía: Lloré como desquiciado, solo preocupado por no manchar el libro que tarde o temprano, Gaby y algunos otros, leerán.
En cada lágrima se filtra un recuerdo. Hay algo que me dice que la historia de mi querida ladrona es la mía, que ella soy yo y yo ella, con ligeras diferencias espacio temporales. Claro... ¿Cuáles son mis bombardeos entonces?
Podría hablar de como tuve que rechazar la querida invitación de Chewie a su navidad familiar, pero sigo todavía en Alemania, con la nieve cayendo y una adolescente a lo lejos llorando, besando y hablando de una verdad que no vuelve más que al corazón. Tal vez más tarde. Tal vez otro día. Hoy es un minuto de silencio...
P.S: Esta es la entrada número 100 del Blog. ¡Feliz Aniversario Blog!
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