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sábado, enero 19, 2008

The Pursuit of Happiness

¿Quién ha dicho que la alegría no se obtiene? Sí, pagamos toda una vida buscándola, ¿pero no es cierto también que en algún momento la tenemos que conseguir a güevo?

Ayer vi por fin la película de Will Smith basada en la vida de Chris Gardner, ahora multi - millonario pero anterior hombre que hasta en baños tenía que dormir con su hijo, después de que la mamá de el último y esposa del primero los dejará botados por rendirse. (En algunos momentos, yo la entendí a ella. No todo es blanco o negro).

Sí, terminé llorando en el final, ya que había logrado resistir las lágrimas en partes como la dormida en el baño o las peleas o las luchas o las depresiones, alegando interiormente que simplemente no quería llenarme de mocos. Y efectivamente, de mocos terminé lleno.

Hoy por primera vez en mucho tiempo desayuné, arroz con huevo, con una buena taza de café. Yo sé que la mierda que he comido no se compara a la de alguien como el señor Gardner, pero también sé que es mucha más de la que la mayoría de la gente ha tenido que enfrentar, con la excepción seria de Gaby. Pero en estos 4 años desde que me fui de la casa, han pasado tantas cosas a lo largo del camino que el simple hecho de tener ahora toda una cocina, internet y una computadora para hablar (aunque este loca) me hace increíblemente feliz. Y aún sin cocina, soy feliz desde principios del año pasado cuando conocí a Gaby, con la que contrario al resto de mi vida, ya llevo más de 6 meses.

Se podría decir que yo pasé toda mi vida perseguiendo una felicidad que creía asesinada en mi niñez. Desde hace 4 años me he pasado veinte mil veces de casa, he confiado en amigos "del alma" que terminaron traicionando, he confiado en gente de la nada y ha valido la pena, me he disque "enamorado" (cuando nunca fue realmente amor. Hasta ahora), perdí dinero, gané dinero, perdí apartamentos y los gané, peleé y peleé por estar tranquilo y por agarrar esa puta felicidad por el cuello y decirle: "Mamita, usted se queda conmigo".

Pero sé también que en todo ese tiempo, aunque lograba agarrarla, siempre se escapaba tarde o temprano. Nunca duraba mucho y aunque me lograba convencer de que eso era mejor, las depresiones nunca faltaban. ¡Y hubo tantas razones! Pero esta felicidad de ahora, esta que tengo por Gaby, por tener un apartamento bonito que cuando ella esta se hace un hogar de los dos, por la Universidad y los amigos y por las cosas que se solucionan, esta felicidad sí dura y dura, como el conejito de Duracell.

En los buses hay calcomanías de un servicio de mandar mensajitos que para el amor dice: "El amor dura lo que dura dura". ¿Cuanto durará mi felicidad? ¿Se irá otra vez? La verdad es que creo que no. Simplemente, ahora que Gaby está a mi lado, todo parece que puede funcionar, desde conseguir un apartamento con internet, hasta comprar un microondas, plantilla y coffeemaker para desayunar. ¿Llevaba unas cuantas líneas sin mencionar a Gaby y pensaban que no la iba a nombrar del todo? ¡Jejeje! Ustedes saben mi obsesión.

Parto a trabajar. De hecho, ya estoy "trabajando" solo que estoy bajando el promedio. Ahora que terminé posteo algo sobre el libro de Boff que terminé, para no atrasarme tampoco tanto. Y ya saben, si no la han visto, es obligatorio. The pursuit of happiness.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Saludos...nose que sea de tu vida y la de Gaby, ya que han pasado demasiado a~os luego de que posteaste esto. Lo unico que tengo que decir es que espero que esa "felicidad" te haya durado aun en estos tiempos tan dificiles que vivimos. Soy una persona que se niega bastante a la cuestion del amor y no creo que la felicidad de uno dependa de otro, pero si tu le encontraste de esa manera, pues te felicito...!

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